José Cavero – La entrada a España de Haidar


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

Mientras se agrava el estado de salud de la activista saharaui Haidar, y se realizan toda suerte de gestiones para resolver felizmente el caso, aún seguimos deliberando sobre cómo fue posible la entrada a España de este personaje, que a pocos deja ya indiferentes. En el relato que la propia Haidar ha hecho, se asegura que las autoridades marroquíes la forzaron a abandonar Marruecos y la pusieron en un avión con destino a España. El testimonio de la propia Haidar señala que las autoridades españolas, no se especifica cuáles, se resistieron a dar por bueno ese viaje, pero finalmente, consintieron en aceptar su llegada. Y ahí es donde se plantea el problema: Desde el diario ABC se asegura este sábado que el gobierno ha indignado a la policía al culparla de la entrada de Haidar, toda vez que la vicepresidenta De la Vega ha responsabilizado a la Policía de Fronteras de permitirle entrar. Los sindicatos, a su vez, tachan al Ejecutivo de hipócrita y aseguran que impidió devolverla a Marruecos el mismo día. Es, asimismo, el gran asunto para otro diario, El Mundo, que destaca una frase del sindicato del inspector que autorizó a pasar a Haidar, -el Sindicato Profesional de Policía-, y que viene a desmentir la versión de Zapatero. Según este sindicato, o este inspector, «la orden de dejarla entrar sin pasaporte vino de Madrid».

Cuentan estos mismos titulares periodísticos que otros sindicatos añaden que el Gobierno, o Zapatero más concretamente, miente y le acusan de bajeza moral. ¿A qué versión dar crédito? Hay, todavía, otra versión periodística que tener en cuenta: Zapatero sostiene que Haidar entró en España de forma legal, y que la decisión de aceptar en España a Haidar fue administrativa, es decir, de responsables policiales, y no política, cosa que los sindicatos policiales niegan. Es la versión que ofrece, también en su portada, el diario El País. De manera que es del todo pertinente la gran pregunta: ¿Fue el Gobierno o alguno de sus integrantes, o fue algún policía de fronteras, quien abrió la puerta a Haidar, o anteriormente, quien le dio facilidades para que subiera al avión que le condujo a Tenerife? Es una duda que convendría resolver, investigándola hasta el final, una vez comprobado el desmadre que ha originado, y que puede conducir, incluso, a la muerte de una persona inocente, con el correspondiente escándalo internacional. Entre otras cosas, para que el episodio no pueda repetirse en cualquier momento, y tengamos un nuevo Caso Haidar-dos.

Parece evidente que alguien no dice la verdad, o no la dice completamente, lo que origina este conflicto por el que llevan gastados muchos esfuerzos diplomáticos españoles y marroquíes, y por cuya razón se han movilizado centenares de personas en favor de la «inmigrante sin papeles» y con causa política evidente, la independencia del Sahara. En todo caso, lo que es ya historia cierta y comprobada es que el 15 de noviembre, Aminetu Haidar se presentó en la comisaría del aeropuerto de Lanzarote acompañada de dos abogadas españolas y de un intérprete, después de que la víspera la policía marroquí le retirara el pasaporte, la subiera a la fuerza a un avión en El Aaiún, Sáhara Occidental, y la enviara a la isla canaria. Por cierto, y es otro dato que merecerá atención- que a El Aaiún había llegado el 13 de noviembre en otro avión procedente de Gran Canaria. Y que desde ese día, la señora Haidar es un quebradero de cabeza para la diplomacia de España, y no se sabe si también para la marroquí. Lo cierto y verdad es que, en estos instantes, el futuro de Haidar es incierto, pero su suerte no es indiferente para nadie. Intervienen los diplomáticos que la han llevado y traído, y otros cuantos que pudieran tener alguna influencia sobre las dos partes. Rabat rechaza las presiones que ejercen los mismísimo Estados Unidos. Presiona para tampoco convence a los dirigentes marroquíes. En los próximos días el Parlamento Europeo expresará su opinión sobre el particular, y posiblemente entrará en «la raíces del problema», que no es otra que el proceso por el que el Sahara Occidental, antigua provincia española, quedó anexionada al Estado marroquí sin mayores consideraciones, y pese a las decisiones de las Naciones Unidas. Aquella decisión de entonces trae estos problemas de ahora mismo. ¿Quería Rabat que se volviera a abrir este incómodo asunto, acaso para darle un cierre definitivo?

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