MADRID, 12 (OTR/PRESS)
Parece conveniente que los partidos renueven su estrategia e incluso su ideario, y en tales tareas parecen hallarse, en la actualidad, los partidos Nacionalista Vasco, PNV, y Socialistas catalanes, PSC, según nos informan, respectivamente, los periódicos El Correo y La Vanguardia.
Sin duda es sorprendente la reacción que está teniendo el PNV, desplazado del poder en Euskadi después de hacerlo ejercido durante casi tres décadas consecutivas. El PNV y sus dirigentes son viva demostración del deseo de no pasar al olvido y de recuperarse con la mayor urgencia para reasumir las máximas responsabilidades. No es menos cierto que el Gobierno de Patxi López, con la colaboración externa del PP, llegado en medio de numerosos recelos y desconfianzas, viene obteniendo una aceptación considerable, y abre nuevas vías de actuación. Pero, por lo que se refiere al PNV, acabamos de comprobar su curioso apoyo a un proyecto de ley, como la reforma del aborto, que apenas ha dejado insensible a nadie, precisamente por la condición tradicionalmente católica del partido que fundó Sabino Arana.
¿Qué está sucediendo en el seno del PNV? Decíamos, que se apresta a volver al poder, como cabe imaginar. Ahora mismo, y según ha revelado El Correo, el PNV y su dirección máxima, el Euskadi Buru Batzar, viene analizando y preparando las bases de un gran acuerdo sobre pacificación y normalización, pese a reconocer que esa nueva situación política es complicada y que no cree que llegue a buen puerto a corto plazo. De estas reuniones que dirige el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, no hay todavía documento escrito, y posiblemente sí haya papeles de trabajo. Pero se trataría de una especie de decálogo capaz de comprometer a todas las fuerzas políticas vascas en torno a una serie de compromisos centrados, no sólo en la condena y deslegitimación de la banda terrorista ETA y de su entorno, sino también en la no utilización de la violencia etarra como argumento para la actividad política. Es más: pretende ese documento en elaboración que se analice «el día después» de un hipotético abandono de las armas por ETA. Urkullu acaba de declarar que es buen momento para efectuar un diagnóstico común que aborde cómo apuntalar la recomposición de relaciones en la fragmentada sociedad vasca, la responsabilidad compartida y la consecución de la cohesión social. El PNV, de algún modo, reta a los socialistas a explorar ese pacto, convencidos de que sólo serviría para ahondar las diferencias.
Por lo que se refiere al PSC, nos cuenta La Vanguardia que nada menos «entra en una nueva fase de su historia». Así lo explican en un documento de más de trescientas páginas que contienen el programa marco del socialismo catalán para la década que da comienzo en enero próximo, y del que surgirá el programa con el que José Montilla volverá a concurrir a las elecciones autonómicas. En este documento, el PSC renueva su ideario socialdemócrata y se aproxima a postulados liberales de carácter centrista, hace autocrítica de la organización del partido y de cómo está gobernando. Por ejemplo, señala que «el diseño organizativo del PSC ha de ser repensado para eliminar los incentivos a comportamientos que favorecen una organización cerrada y piramidal. Debemos ser un partido meritocrático de una clase dirigente amplia. Para lo cual, pretenden renovar su estructura, someterse a una autoría de ciudadanos, reformar la ley de partidos y de su financiación y crear una comisión conjunta entre todos los partidos catalanes para pactar unas normas de transparencia. Se asegura que hasta 700 personas, militantes o no militantes, han venido participando en la elaboración de este documento marco que rompe con algunas ideas más clásicas del socialismo. En materia educativa, por ejemplo, se abandona el buenismo y se apuesta por los principios de mérito y de la autoridad. En bienestar social se apunta hacia el sistema de copago y por un modelo individualizado y flexible. Se apuesta por rebajar a los 16 años la edad del voto. Se propone una revisión de la función pública, aumentar la flexibilidad en la jornada laboral, así como la flexibilidad productiva.
Los partidos se renuevan para los nuevos tiempos.
