Carmen Tomás – ¿Una cumbre o un trágala?


MADRID, 15 (OTR/PRESS)

El presidente está en horas bajas. Hace tiempo que no le sale nada bien. Parece que ha perdido ese halo de suerte que dicen le ha rodeado desde que saliera de León, eso sí, cuchillo en mano. Tiene a favor a los sindicatos, a muchos artistas, a muchos millones de españoles y aunque parezca mentira a algunos empresarios. Todos convenientemente subvencionados. Pero no le salen las cuentas. Y cada vez más organismos internacionales, agencias de calificación y prensa extranjera nos ponen a caer de un burro, casi a la cola del mundo y como campeones del déficit público y del paro.

Está claro que necesita, vive, de la foto, del todo vale para seguir en el poder y por supuesto de demonizar a la derecha, de dejarla de irresponsable. En definitiva, de cargarse al adversario para que no se produzca en España la saludable alternancia. Pero claro, la realidad se lo está comiendo por los pies y por más que los suyos le babeen y le sigan el juego, empieza a no colar su estrategia. Necesitaba un golpe de efecto y de ahí la celebración de la conferencia de presidentes del lunes, a la que además invitaría a los agentes sociales. Se trataba de jugar a que la derecha se aviniera a su documento, un corta y pega patético, y se corresponsabilizara de su ineficaz e inútil política económica. Si la derecha no se avenía al trágala quedaría de nuevo situada en la caverna.

Y se ha cumplido el guión, pero el más malo para el presidente. El PP, unido, ha dicho no a un cheque en blanco que no nos conduce a ninguna parte más que a ganar tiempo, ese que cree Zapatero que le salvará porque otros países tirarán de él. La jugada le ha salido rematadamente mal. Su cara y su tono al final de la conferencia lo decían todo. El documento presentado es un compendio de vaguedades que no se presentó hasta por la tarde, cuando ya llevaban cinco horas de reunión. Se equivoca Zapatero si cree que puede seguir engañando a la gente. Los dos millones de parados que han creado su pasividad y sus mentiras y también sus equivocaciones y las miles de empresas y autónomos que han echado el cierre le van a pasar factura. Nadie es inmune. Tampoco Zapatero, aunque su soberbia no le deje ver la realidad. Todo el mundo no puede estar equivocado y cuanto más tarde en reconocerlo pero para él, aunque desgraciadamente también lo será para España y los españoles.

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