Victoria Lafora – ¿Qué pasa con las tallas?


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Un informe de la OCU ha puesto en evidencia algo que la inmensa mayoría de las mujeres sabía y padecía a la hora de comprar una prenda de vestir: que las tallas en España son una broma. El tema no es baladí, ni debe afrontarse como una frivolidad del mundo de la estética o la moda, cuando existe una enfermedad ligada a la distorsión de la imagen corporal y la delgadez extrema como es la anorexia.

Miles de adolescentes, en cifras que crecen cada año, dejan de comer en un esfuerzo que pone en verdadero riesgo su vida porque sufren un trastorno que las hace verse gordas frente al espejo. Si, además, cuando van a comprar un pantalón existe una diferencia de diez centímetros en la misma talla entre una marca y otra (como ahora ha denunciado la Organización de Consumidores y Usuarios) no se ayuda en nada a estos jóvenes con fragilidad frente a los trastornos alimenticios.

El Ministerio de Sanidad llevó a cabo hace unos años un estudio antropométrico de la población femenina española, precisamente porque se detectó unas diferencias de tallaje entre los diferentes fabricantes que no eran homologables con la Unión Europea. Cientos de mujeres se prestaron a ser medidas en ropa interior para dibujar un croquis de las tres versiones más comunes del cuerpo de la mujer, que responde a tres morfotipos: diábolo, campana y cilindro.

Vimos las fotos, las medidas del prototipo de la mujer española, pero de resultados nada. Las tallas han seguido su deriva de desastre y las compradoras continúan sufriendo el desconcierto de no saber si ponerse a dieta o probar con la tienda de enfrente.

Curiosamente la anorexia y la bulimia afectan mucho más a las chicas que a los varones adolescentes. Las exigencias de cumplir unos cánones estéticos donde la delgadez es un valor imprescindible, acosan mucho más a las niñas, incluso desde la preadolescencia, y pese a todos los esfuerzos de una educación en igualdad.

Se trata pues de un asunto de salud pública o de un aspecto de la vida que genera inseguridad y sufrimiento a las mujeres y las jóvenes. Algo que convierte el hecho de adquirir una prenda en un mal trago, por la desidia de una Administración y de unos fabricantes que no tienen la excusa de la ignorancia sobre cuáles son las medidas de la población femenina de este país.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído