MADRID, 18 (OTR/PRESS)
Ya puedo decir que he descubierto las entrañas del Sahara marroquí. El pasado fin de semana recibí mi bautismo como tantanera. Asistí a la sexta edición del Moussem de Tan Tan, una cita con la cultura saharaui que supone ser una obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad.
Kitín Muñoz, embajador de la Buena Voluntad de la UNESCO, se encargó de recuperar este evento cultural que reúne a más de treinta tribus saharauis que expresan su cultura en el incomparable marco del desierto de Tan Tan. El Rey Mohamed VI apoya firmemente este encuentro que rememora la historia del pueblo saharaui. El explorador y su esposa Kalina de Bulgaria mantienen una relación excelente con el Monarca. La pareja vive en Rabat desde hace un año, Kitín, Kalina y el pequeño Simeón Hassan se mueven como pez en el agua en tierras marroquíes, tanta es la empatía de esta familia con el país que ya están listos para vivir un año en el desierto, concretamente en Tarfaya.
El explorador ya ha hecho varias localizaciones en esa zona para instalar el campamento, allí, rodeado de su equipo construirá una embarcación para su nueva expedición, la ruta aún está por determinar.
Kitín y Kalina forman una pareja muy peculiar; si contásemos su vida en un cuento lo titularíamos: «El explorador y la Princesa». No tengo claro si él la conquistó a ella o ella le conquistó a él, pero en el tiempo que pasé con ellos saqué mis conclusiones; la locura divertida de Kalina contrasta con la cordura y serenidad del aventurero. «Ella vive en su mundo, me encanta porque Kalina es muy divertida, de verdad» -me decía Kitín durante la agradable cena que compartí con él-. «Kalina ha sabido adaptarse a mi ritmo de vida, ella también tiene espíritu aventurero, cualquier mujer no se habría adaptado a mi tipo de vida fácilmente, ella sí porque es muy especial».
Kalina ríe por todo, es muy simpática, nada que ver con el semblante serio con el que la vemos en las fotos de las revistas. Ríe sin parar, a veces incluso sin motivo aparente, es imaginativa, ella misma customiza su estilismo. «Me gusta inventar, mira estos guantes eran unas medias de lana, me divierte más transformar algunos complementos».
Del pequeño Simeón, de dos años y medio, he de decir que me pareció todo un principito, es un niño rubio, guapo, muy vivo y sociable, está aprendiendo español, búlgaro, francés y árabe. Kitín me contó que el niño aprende a la velocidad del rayo, que es listo y al igual que sus padres «muy camaleónico», se adapta a todo, a los grandes palacios y a las acogedoras y humildes jaimas del desierto.
A punto de entrar de lleno en Navidad llueven novedades en el panorama del colorín. El culebrón de las tres «B», o lo que es lo mismo Baronesa versus Borja & Blanca continúa. La última manifestación de Tita es que «Borja pertenece a una secta que le reclama dinero, con muchos gastos, con gente extraña a su alrededor. Ha contratado a una asesora de imagen, me impiden verle, poder hablar con él* Está abducido».
Esta es la perlita que la Baronesa ha soltado sobre su hijo y se ha debido quedar a gusto, Tita ya no sabe como gritar a los cuatro vientos que su hijo es una «marioneta», o lo que es lo mismo un «pelele». Primero denunció que Borja está manipulado por su esposa y ahora declara de una forma tan contundente, que casi asusta, que su primogénito forma parte de una secta. Sobra decir que en estas organizaciones la manipulación es un requisito indispensable, el lavado de cerebro con la doctrina correspondiente forma parte del ritual de bienvenida. Decir esto es condenar de por vida la imagen de su hijo, decir que está abducido en el contexto en el que lo dice es como declarar que a Borjita le falta un hervor* para madurar, digo.
Tita está demostrando ser implacable en su lucha por mantener el control de su patrimonio pictórico y económico. Está dispuesta a todo con tal de frenar las incontrolables ganas de Borja por echarse «a la saca» la suculenta herencia.
Borja no va a denunciar a su madre por estas declaraciones. Me cuentan que tanto él como Blanca se enteraron cuando esa mañana les llegó la prensa. «La Razón» lo traía en portada, ellos se quedaron perplejos porque consideran que con la que está cayendo en el país, ni Tita ni Borja merecían ser objeto de primera página en un periódico nacional. Pero ya se sabe que en cuestión de criterios no existen leyes fijas. Por mi parte darle la enhorabuena al diario porque a nivel ejemplares seguro que han vendido más que otros días, aunque sólo sea por ese morbo incontrolado que le sale hasta «al más pintao».