MADRID, 23 (OTR/PRESS)
Según el último estudio del CIS, resulta que el personal abomina de la clase política. Hasta el punto de considerar que los políticos -no la política-, constituyen un problema; uno de los principales problemas que tiene planteados el país. La idea de que algunos políticos actúan de manera egoísta, ajenos a los intereses generales y pendientes sólo de sus propios asuntos, ha calado entre la ciudadanía. Llamamos oligarquía el gobierno de unos pocos y eso es lo que percibe la opinión pública. Qué son unos pocos quienes se reparten el poder y van a la suya,no a las de todos. Poder que ,a escala -desde el Gobierno a los ayuntamientos, pasando por las autonomías- cursa siempre con cargo a los impuestos que pagamos los contribuyentes.
La política es una actividad representativa que para muchos políticos ha devenido en profesión. Es su «modus vivendi», su forma de ganarse la vida. Fuera de la política, algunos políticos no saben lo que es trabajar. Los hay que han llegado a ministro sin otro rodaje que el de los ascensores de los partidos. La mayoria ignora lo que es una etapa de aprendizaje, desconocen las precariedades de los primeros empleos, la frustración que apareja el paro, la ansiedad que acompaña la búsqueda de trabajo. Viven de la política y a ella -a la continuidad en su «empleo»- dedican más afán que a resolver los problemas de la gente.
Visto lo que opinan los ciudadanos, quizás haya llegado el momento de limitar ,por ley, todos los mandatos. Y que corra el escalafón. Tal vez así, en lugar de ser el problema que detectan las encuestas, nuestros políticos pasen a ser la solución para algunos de los problemas que nos aquejan a los españoles.