Luis del Val – Pesadilla aérea


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

No es preciso haber sido un importante político o un entusiasta alcalde que ha amasado una fortuna al calor del dinero negro de las inmobiliarias para saber qué ocurre al ingresar en la cárcel. El realismo cinematográfico nos ha proporcionado una detallista cultura de la liturgia de ingreso, y ya sabemos que no se puede entrar en la celda, sin que te hayan quitado previamente los cordones de los zapatos, y sin que un celador, con la mano enguantada en un látex, te haya introducido el dedo corazón por el recto en busca de paquetes de plástico que envuelvan droga, pastillas, o cualquier otra sustancia de gran valor para las transacciones comerciales en el interior de la prisión.

Bueno, pues a partir del último incidente, ingresar en una aeronave será bastante parecido a entrar en la cárcel. Estados Unidos ha dicho que va a reforzar las medidas, unas medidas que a algunos de las que las hemos sufrido nos han convencido de no visitar ese país salvo caso de urgente necesidad, lo que quiere decir que lo que haga EE.UU será imitado por la UE (Unión Europea) y afectará a toda la UVEV (Unión de Viajeros Estrechamente Vigilados).

Para viajar con un jarabe para la tos será necesario certificado médico, acta notarial refrendando al Colegio de Médicos, autorización del Ministerio de Asuntos Exteriores y certificado de buena conducta expedido por el municipio de procedencia. Se habla de eliminar el equipaje de mano, es decir, que despídase del ordenador antes del vuelo, que será tratado con la delicadeza acostumbrada por los mozos aeroportuarios, y, si viaja con un neceser, ya sabe que su recogida en las cintas de equipaje puede tardar mucho más que el vuelo. Y, por si acaso, guarde ayuno 24 horas y acuda con el culo limpio. [email protected]

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