MADRID, 4 (OTR/PRESS)
Estamos en el arranque del semestre europeo de presidencia española, un semestre probablemente complejo precisamente por haber coincidido con la entrada en vigor, largamente esperada, del tratado de Lisboa y de sus nuevos órganos y personalidades representativas. Por ejemplo, está por ver el reparto de tareas que hacen Zapatero y Rompuy, el presidente «del semestre» y el presidente designado, o los diplomáticos comunitarios que pudiera dirigir Moratinos y los que dirigirá la sucesora de Javier Solana en sus nuevas y potenciadas competencias de jefa de la política exterior de la Unión. En todo caso, es evidente que Zapatero pretende que el semestre que le corresponde presidir no pase inadvertido ni resulte efímero, por más que le corresponda un tiempo nada fácil: la salida de la más severa recesión económica de la que se tienen noticias…
Pues bien, ante esta coyuntura, el PP y Mariano Rajoy han llegado a la conclusión de que España en su conjunto se juega mucho y que es conveniente y oportuno que la oposición «eche una mano» al Gobierno y coopere a que el semestre de presidencia española resulte favorable para todos. Pero la pregunta inmediata es obvia: ¿por qué el PP decide colaborar con el Gobierno de Zapatero en el semestre de presidencia europea y, en cambio, viene manteniendo una oposición a ultranza contra las decisiones que ese mismo Gobierno viene adoptando para resolver la crisis económica? ¿Nos jugamos menos en resolver la crisis y la recesión? Cualquiera diría que, muy al contrario, es en la lucha contra la recesión y la crisis donde más nos estamos jugando desde hace un par de años, como demuestran algunas de las cifras nefastas que ya se ha cobrado este tiempo de crisis: más de cuatro millones de parados o la desaparición de más de cien mil empresas…
Con las correspondientes facturas de gastos -en pago de la deuda, en pago de subvenciones a los parados- y con el decrecimiento sustancial en ingresos que la crisis ha traído consigo. ¿Por qué el PP colabora con el Gobierno en el semestre, para que no sufra el honor de España, y por interés de los españoles, y en cambio ha decidido ejercer la mayor oposición posible en materia de crisis? Es seguro que el PP ha contemplado los calendarios, antes de decidirse por una u otra estrategia: colaborar en el semestre de la UE apenas le va a costar nada. Al revés, no se entendería que «pusiera palos en las ruedas». Y es un tiempo relativamente breve, de medio año, del que poco cabe esperar, salvo, acaso, un cierto lucimiento internacional del presidente Zapatero, que deberá prestar mayor atención a los problemas comunitarios que a los domésticos. En cambio, en la crisis económica, y en la salida de la recesión, Zapatero y Rajoy son conscientes de que se juegan los resultados de las siguientes elecciones generales de 2012.
Si el PP se limita a colaborar, siguiendo las directrices del Gobierno tendrá un papel mucho menos significativo. Aunque en algunas ocasiones, como sucedió recientemente, la falta de colaboración rechine de manera insoportable, al negarse las comunidades autonómicas de obediencia y presidencia del PP a aceptar los planteamientos discutidos en la Conferencia de Presidentes. Incluso en el caso, que concurría esta vez, de que hubieran sido aceptadas para el documento final hasta el ochenta por ciento de las propuestas planteadas por el PP. Pero, como bien expresó Esperanza Aguirre, no procedía que el Gobierno de Zapatero pudiera atribuirse esa baza. Sobre todo, cuando tanto es lo que se jugaba en tal conferencia de presidentes: nada menos que el control y reducción de los gastos de las comunidades autónomas, que ya supone más de la mitad de los gastos del Estado. Esos gastos «desmadrados» contra los que reclama permanentemente el líder «pepero» Rajoy… Es evidente que oponiéndose a las salidas de la crisis económica nacional tiene mucho más que ganar. Pero tampoco puede excluir que lo pierda todo, nuevamente…
