MADRID, 5 (OTR/PRESS)
Con gran sorpresa fue acogida en medios diplomáticos y políticos españoles la noticia de que el eurodiputado socialista Luis Yáñez y su esposa, la también diputada en el Congreso Carmen Hermosín, no recibieron autorización para visitar Cuba, como pretendían hacer como turistas en estos días finales de las fiestas navideñas. Las autoridades cubanas daban, de este modo, una nueva vuelta de tuerca a las relaciones con España al impedir la entrada en la isla al eurodiputado Yáñez, quien había llegado el domingo por la noche al aeropuerto de La Habana acompañado por su esposa. El ex secretario de Estado viajaba de vacaciones con visado de turista. Yáñez quedó retenido en una sala del aeropuerto, custodiado siempre por un agente de seguridad, hasta que, de nuevo junto a su esposa, embarcó en el primer avión de regreso a España.
Fuentes socialistas indicaron que las autoridades cubanas no dieron ninguna explicación a Yáñez sobre la razón por la que se le impedía la entrada en Cuba. Tampoco la Embajada de España en La Habana fue avisada de lo que sucedía ni por las autoridades cubanas ni por los afectados. Esta es la segunda vez que las autoridades cubanas niegan permiso de entrada a Yáñez: la vez anterior por haber intentado tomar contacto con opositores al régimen castrista.
El Ministerio de Asuntos Exteriores convocó ayer al embajador cubano en Madrid para que explique la «injustificada inadmisión en territorio cubano» del eurodiputado. El diplomático fue recibido este martes por el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de la Iglesia. Por su parte, la portavoz del PSOE en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Elena Valenciano, trasladó su queja al embajador de Cuba. «Es una decisión soberana de las autoridades cubanas, pero nos parece incomprensible y hemos pedido explicaciones», declaró. Fuentes socialistas reconocieron que Yáñez es conocido por su activismo en favor de los derechos humanos en Cuba y sus relaciones con algunos sectores de la disidencia, como el partido Arco Progresista, encabezado por Manuel Cuesta Morúa, y en los últimos meses había firmado un manifiesto en favor de la democracia en la isla, pero subrayaron que su viaje tenía carácter estrictamente privado.
El Gobierno de Cuba ya denegó a Yáñez el visado de entrada en la isla en julio de 2008, aunque entonces su objetivo era participar en un acto de la oposición. En aquella ocasión, el eurodiputado no llegó a viajar porque las autoridades cubanas le negaron el visado de entrada. El eurodiputado ha sido crítico en varias ocasiones con el régimen cubano. En diciembre de 2007 escribió un artículo titulado «¿Qué vendrá después de Castro?», analizando las condiciones para una transición pacífica en Cuba después de la muerte de Fidel Castro. El artículo se publicó un año y medio después de que Castro fuera hospitalizado por enfermedad y dos meses antes de que cediera definitivamente la presidencia a su hermano Raúl. En él dejaba claro que la transición deberá tener en cuenta la opinión de los cientos de miles de exiliados y abogaba por una «combinación de sectores emergentes de la oposición democrática» junto a la «reubicación de los dirigentes más competentes, inteligentes u oportunistas de la dictadura». Es más, afirmaba que en el régimen había sectores «dinámicos» tanto en las Fuerzas Armadas como en el propio Partido Comunista, pero que ninguno movería «un dedo» antes de tiempo. Se fijaba especialmente en los miembros de los servicios de inteligencia, «que son los que mejor conocen la quiebra política y económica del sistema y sus miembros más listos serán de los primeros en colocarse bien en el proceso de transición».
Por otra parte, se mostraba convencido de que el castrismo no sobrevivirá mucho tiempo sin Fidel Castro. Yáñez-Barnuevo utilizaba el eufemismo del «hecho biológico», el que se utilizaba en la España franquista para hablar de la muerte de Franco. «Al fin y al cabo estamos hablando de dos gallegos que se admiraban en el fondo», escribía el eurodiputado. Más recientemente, Yáñez aseguraba que el régimen ponía cada vez más obstáculos para contactar con los disidentes. «Incluso si logras entrar a la isla, la mayoría del tiempo te tienen vigilado», decía en el reportaje publicado el pasado octubre, en el que también afirmaba que en Cuba «sólo pueden entrar los (eurodiputados) que simpatizan con la dictadura». No obstante, se mostraba partidario de cambiar la actual Posición Común de la UE hacia Cuba, porque la política anterior «no dio resultado», aunque admitía que tampoco está seguro de que la nueva «tenga éxito».
La expulsión de Yáñez tiene lugar tres días después de que España haya asumido la presidencia de turno de la UE, durante la que se ha marcado como objetivo plantear un cambio en la política hacia Cuba para estrechar el diálogo con el régimen castrista. Yáñez, que fue secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica con Felipe González (1985-1991), es en la actualidad portavoz socialista en la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana y presidente de la Delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con Mercosur.
No se han hecho esperar las reacciones de los partidos de la oposición. El responsable de Relaciones Internacionales del PP, Jorge Moragas, dijo ayer que espera que el Gobierno y el PSOE «reconozcan la inviabilidad de seguir confiando» en el régimen castrista después de que haya probado «su propia medicina». Precisamente, además del rechazo a la entrada de Yáñez en 2008, cuatro años antes, en octubre de 2004, Cuba vetó el acceso al secretario de Relaciones Internacional del PP, Jorge Moragas, cuando también iba con visado de turista junto con dos diputados holandeses con la intención de reunirse con disidentes cubanos. Josep Antoni Duran Lleida, diputado de CiU y presidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, condenó la expulsión y pidió al Gobierno que «abra con urgencia un periodo de reflexión sereno sobre la política respecto a Cuba».