Antonio Casado – La razón de Bono.


MADRID, 06 (OTR/PRESS)

El presidente del Congreso lamenta que los obispos quieran negarle la comunión mientras se la daban en vida a un «asesino desalmado» como Pinochet. La primera vez que lo dijo fue en noviembre. También era la primera vez que don José Bono topaba con la Iglesia Española a causa de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, más conocida como Ley del Aborto, cuya tramitación parlamentaria sigue su curso ordinario.

En estos momentos se encuentra en el Senado. Y los obispos han reiterado su advertencia a los diputados que apoyen el proyecto. No podrán recibir la Comunión por encontrarse en pecado. Con lo que no contaban es con que el presidente del Congreso hiciera una declaración pública reconociendo que ha apoyado la ley sin dejar de comulgar, según su costumbre de buen católico.

La valiente actitud de Bono ha debido ser considerada una especie de desafío por los obispos españoles. Solo así se entiende que éstos se hayan visto obligados a difundir una carta en la que refrescan su advertencia: quien apoye la Ley estará en pecado mortal y, por tanto, no podrá recibir la Sagrada Comunión, según la doctrina de la Santa Madre Iglesia, «valida en todo el mundo para cualquier católico».

Este planteamiento nos sitúa ante un conflicto de orden interno en de la Iglesia Católica. Ahí debería empezar y terminar la polémica. Pero el contorno de una organización religiosa de adhesión voluntaria ha quedado ampliamente desbordado por la naturaleza civil del cargo que ocupa don José Bono y porque la propia carta de los obispos apela a la razón. «Nadie que se atenga a los imperativos de la recta razón puede dar su apoyo a esta ley», leíamos la semana pasada en la carta difundida por los obispos en respuesta a las declaraciones de Bono en las que el presidente del Congreso aseguraba haber comulgado a pesar de apoyar la reforma de la vigente Ley del Aborto.

Todos tenemos derecho a entrar en la polémica si ésta sale del ámbito religioso y a situar el debate en los dominios de la razón, como fuente del conocimiento, y no exclusivamente en los de la Revelación, como fuente de la Fe. Porque la razón no reconoce fronteras políticas ni religiosas. Así que ni gobernantes ni obispos son quienes para dictaminar sobre la «rectitud» en el uso de una facultad que nos diferencia de los animales.

Si se nos invita a razonar, razonemos. Empezando por rechazar el tramposo dilema de que estar a favor o en contra del aborto es como estar a favor o en contra de la vida. Y terminando por reproducir el argumento de don José Bono, a la espera de que algún obispo explique por qué se le puede negar la Comunión a quien apoya una regulación civil del aborto, que en absoluto quiere decir que se esté a favor del aborto, y no se le negaba a un acreditado violador de los derechos humanos como Augusto Pinochet.

SUPERCHOLLOS

¡¡¡ DESCUENTOS SUPERIORES AL 50% !!!

Las mejores descuentos de tiendas online, actualizados diariamente para tí

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído