Fernándo Jáuregui – Presidentes de la UE, al fin: estamos de gala


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Hemos entrado los españoles con mal pie en «nuestra» presidencia semestral de la Unión Europea: la página web se descompone tras un ataque absurdo y condenable -pero estas cosas nos ocurren todos los días a quienes nos desempeñamos en la Red–, el «Financial Times» nos larga una de sus desconsideradas patadas y, para colmo, la gala. La gala de este viernes, que inaugura formalmente -son los fastos los que dan siempre el pistoletazo oficial de salida_ el semestre presidencial. La gala, de la que tanta gente, dicen que por razones de espacio, ha quedado excluída, estará presidida por los Reyes y acudirán, además del presidente (español y europeo) Zapatero, los presidentes del Consejo y de la Comisión de la UE. Y centenares de invitados «importantes», claro. Y otros muchos centenares que, por razones de espacio, no han podido ser invitados, lo que está provocando, aseguran, los correspondientes, inevitables y comprensibles enfados.

Nunca entendí por qué un semestre presidencial ha de empezar con una gala, en esta ocasión musical y en el Teatro Real. Sin participación alguna de la ciudadanía, que se limita a ver por televisión a las elegantes autoridades en el fasto correspondiente. ¿Será esta la manera de animar a las gentes aumentando su grado -descriptible, por cierto_de euroentusiasmo? No; seguramente, mucho más conveniente hubiese sido un acto más masivo y popular, algún evento más imaginativo y participativo. Pero a algunos se les llena la boca hablando de la Europa de los ciudadanos cuando quieren decir, en realidad, la Europa de las autoridades. Y tengo para mí que el semestre presidencial ha sido concebido para las autoridades -reuniones de consejos de ministros informales de a trescientos mil euros en capitales españolas varias, que ya se engalanan para la ocasión-, y no para el hombre y la mujer de la calle, que, dicen las encuestas, siguen viendo pasar a la Unión Europea como por encima de sus cabezas, y no hablo solamente, claro está, de España.

Puede que aún estemos a tiempo de imaginar acciones que hagan que los españoles, al menos los españoles, se sientan orgullosos de su pertenencia a esta UE a la que tantos años y esfuerzos nos costó adherirnos. Pero, la verdad, no veo en la planificación del semestre presidencial nada que suponga una mínima participación ciudadana, una explicación masiva de las ventajas que nos reporta el ser plenamente europeos. Galas, conciertos, cenas y fastos, eso sí, bastantes. Lástima, porque el esfuerzo y el mérito de quienes se encargaron, durante tantos meses, de ponerlo todo a punto para iniciar este semestre presidencial merecían algo más que un comentario despectivo en el Financial Times, que el asalto delictivo contra la web oficial de la presidencia española o que una inauguración minoritaria de tiros largos.

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