Carmen Tomás – Desde el parqué – Mal empezamos


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Los mercados no han tenido precisamente una buena semana, aunque en conjunto estén dando rentabilidades por encima de los mínimos de marzo del año pasado. Han ocurrido demasiadas cosas. La devaluación de Chávez, los malos resultados de algunas grandes norteamericanas, el nuevo impuesto a la banca en Estados Unidos y la evolución económica de algunos países del euro que han hecho que el dólar se revalorice. El IBEX dejó atrás los 12.000 puntos y un 2,6 por ciento de ganancias. Claro que todavía los inversores están obteniendo rentabilidad. Sin embargo, el horizonte no pinta demasiado bien. Y si este semestre las cosas no van bien puede que ya no remonte el resto del año. Dicen algunos expertos que este semestre, en todo caso, no hay que tener miedo al riesgo y que las ganancias pueden rondar al final del año entre el 10 y el 15 por ciento. Rentabilidades que se pueden ir a pique, eso sí, si este primer semestre acaba siendo rematadamente malo.

En fin, ya saben que análisis hay para todos los gustos y que conviene usar sobre todo el sentido común y observar con respeto los informes, pero tampoco hacer de ellos la Biblia, porque no lo son como se viene demostrando. Este año va a ser un año malo para España y mejor para otros socios y para Estados Unidos y para Japón y para China. Pero, asistimos a un año peligrosos para la economía y quizás también para las empresas españolas que operan en Venezuela y en Argentina y ya saben que el IBEX se nutre en un porcentaje enorme de esas empresas. Hay que extremar la precaución y pensar que la bolsa es para la mayoría una inversión a largo plazo, no un juego que además no nos deja dormir.

España tiene en la nuca a las agencias de calificación de deuda. Esta semana hemos conocido un informe de HSBC que opina que habría que rebajar el rating al menos tres peldaños por riesgo de impago. Estamos en este sentido más cerca de Grecia que de Francia y desde luego si no estuviéramos en el euro, tendríamos aquí a los «agentes» del FMI y varias devaluaciones con el consiguiente empobrecimiento. Las masivas emisiones de deuda que habrá que realizar tendrán un coste mayor y los recursos para el sector privado serán menores. En definitiva, una espiral que parece no preocupar al Gobierno, pero sí que puede convertir a España en un país de tercera, poco fiable y condenarnos a una década para olvidar. ¿La bolsa? Paciencia, poco riesgo y mucho dividendo.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído