MADRID, 4 (OTR/PRESS)
Tom Stoppard, el dramaturgo británico que triunfa en el teatro María Guerrero de Madrid con su obra «Realidad», dice que «hace falta más fe que nunca para lograr una sociedad justa». Con la que está cayendo en España, ni siquiera creo que la fe sea suficiente. Más fe, mucha más fe, creer en lo que no se ve por ninguna parte, en lo que ni siquiera se atisba, es un buen ejercicio para los agnósticos que rezan junto a Obama. El autor de grandes obras como «La costa de Utopía» y coguionista de «Shakespeare in love»- dice también que «los problemas políticos se reducen a problemas morales». Casi siempre es así, a veces a problemas inmorales y otras, como también se cuenta en la obra, los problemas son problemas de palabras, de mal uso de las palabras de utilización inadecuada o perversa del lenguaje. Y cuando se usa así no hay manera de entenderse. A veces, parece que lo que se busca es, precisamente, no entenderse. Caminar hacia delante, aunque tampoco se sepa hacia dónde.
Realidad, una obra la que le sobra media hora, pero que tiene logros excelentes y un inteligente sentido del humor, ácido, irónico, sarcástico, cuenta con una excelente interpretación de todo el equipo y especialmente de Javier Cámara y de María Pujalte. Y es teatro dentro del teatro. Puro teatro, como la política. En la obra hay mentira, ambición, traición y adulterio. Como en la política. Es también una visión a veces desoladora o devastadora de las relaciones humanas. Como la política. Dice María Pujalte que «es una coctelera de ideas, contradicciones y emociones». ¿Estaba hablando de la obra de Stoppard o del guirigay político que nos inunda?
A los políticos habría que pedirles que bajaran a la realidad cotidiana, al drama del paro, de los pensionistas asustados, de los futuros pensionistas cabreados, de los que no encuentran empleo. Tendrían que aprender de la excelente técnica de Stoppard para crear personajes reales, creíbles, vivos. Tendrían que saber que no se pueden vender tan mal reformas ineludible, que no se puede caminar sólo frente al mundo y frente a la realidad. ¿Contradicciones en el teatro? Para contradicciones, la política.
