Esther Esteban – Más que palabras – El harakiri de Zapatero.


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

¡Que desasosiego! A estas alturas no se si cobraré pensión o no, si para hacerlo tendré que trabajar mas años, si la cuantía que recibiré será la resultante de los últimos 15 ó 25 años de mis cotizaciones o si la solución está en suscribir un potente plan de pensiones privado, que no puedo costear y encima se puede quedar en nada tras otro traspiés de las entidades financieras. En cuestión de 24 horas el Gobierno me ha dicho una cosa y la contraria y la verdad, no sé a qué atenerme.

Si escucho al ministro Corbacho cuando afirma que nuestro sistema goza de una excelente salud, pienso que la cosa no va tan mal. Si a continuación me leo los documentos que ha preparado Elena Salgado, para recuperar nuestra credibilidad perdida en Europa, me queda claro que sólo con la reforma de las pensiones podremos controlar el déficit y la deuda y… de nuevo vuelve la incertidumbre. Claro que si luego sale la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega y me dice que ese papelito ya remitido a Bruselas era sólo una hipótesis de trabajo y el meollo de la cuestión se elimina con una simple pasada del Tipex la cosa empieza a mosquearme y si, finalmente, los sindicatos dan un golpe en la mesa y el Gobierno rectifica, aterrado ante la posibilidad de que los trabajadores salgan a la calle me pregunto ¿quién manda aquí? y no encuentro respuestas.

«Zapatero se acaba de hacer el harakiri», me comentó ayer mismo uno de los dos lideres sindicales más importantes de este país, escandalizado por la frivolidad y la improvisación con el que se ha llevado todo el asunto de las pensiones. Según me dijo, el pasado domingo fue convocado por el presidente a la Moncloa precisamente para hablar del tema y cuando salió del encuentro pensó que Zapatero daba por descartado abrir el debate sobre este asunto de forma unilateral y fuera del Pacto de Toledo. No es que el presidente le dijera explícitamente que los argumentos de los sindicatos le habían convencido, pero por la manera en que se expresó, sus interlocutores dedujeron que una reforma de tal magnitud no se atrevería a plantearla a modo de globo sonda. Evidentemente no fue así y su grado de improvisación ha creado tal alarma social que los propios socialistas se han visto obligados a salir en tromba a desmedir la última ocurrencia de su líder.

No sé si como dice mi fuente se habrá hecho el «harakiri político» con este asunto «que le va a desgastar incluso más que los cuatro millones de parados», pero lo que esta claro es que todos asistimos atónitos a una sucesión de propuestas económicas cada cual más inquietante y a esta concatenación de chapuzas que son letales para nuestro prestigio internacional. Con sus bandazos, el Gobierno ha conseguido desconcertar tanto a sus simpatizantes como a sus detractores y la situación empieza a dar vértigo. ¡Tal vez sólo nos queda rezar como ha hecho el presidente con Obama!

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