Carmen Tomás – Atracón de información


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

La bolsa española ha recuperado algo de aire en el conjunto de la semana. El IBEX subió un 1,2 por ciento, aunque no hay que olvidar que en lo que va de año las pérdidas rondan ya el 14 por ciento y veníamos de cuatro semanas consecutivas de caídas. La desconfianza se ha instalado entre los inversores y no es para menos. Los datos económicos que se han ido conociendo no han sido buenos (España sigue en recesión, Alemania ha frenado en seco su crecimiento en el último trimestre y en conjunto la Unión Europea no ha crecido como se preveía) y encima de la mesa asuntos sin resolver como el rescate de Grecia, la confianza del consumidor norteamericano, el anuncio de China de aumentar sus reservas en dólares, el sentimiento de riesgo de impago de la deuda española. Demasiada información y demasiada desconfianza.

Lo único bueno es que España ha logrado cerrar la semana, no sabemos por cuánto tiempo, con un diferencial con el bono alemán por debajo de los 80 puntos básicos. Hay que recordar que en la «semana trágica» superó los 100 puntos básicos. La caída del euro con todas las monedas de referencia ha sido importante, aunque esto tiene su parte positiva. Tenía poco sentido un cambio a 1,50. No cabe duda de que un euro más débil puede venir bien a las exportaciones y al turismo. Pero, en todo caso, hay países que como España y por supuesto Grecia tienen que hacer los deberes. La Unión Europea no se puede permitir que un país miembro suspenda pagos por su efecto contagio. Así que, aunque de momento no se ha concretado el rescate, parece que ya están en Grecia funcionarios de la Comisión Europea revisando cuentas y actuaciones.

En España, parece que el gobierno sigue empeñado, a pesar de los viajes de Salgado y Campa, en hacer que hace. El recorte de gasto anunciado tiene trucos por todos los lados y a pesar de que se ha hablado mucho de acuerdos o de pactos de estado, después de las palabras y reuniones del Rey, el gobierno es el primero que no está por la labor. Tampoco el PP que pone lógicas condiciones para sentarse. Si lo que quiere el gobierno es que el PP diga amén a su política desastrosa, no habrá acuerdos. Pero, tarde o temprano, con acuerdo o sin él, Zapatero tendrá que ir en serio con reformas que atajen el déficit público o se las acabarán marcando sus socios.

Mientras, la bolsa está para quedarse más quieto que un personaje del museo de cera. O la antesala de una buena ocasión para comprar barato si estamos en liquidez. Muchas cosas se tienen que concretar, muchas dudas despejarse. Y no pocos son ya los que están convencidos de que la recuperación de esta crisis será para la mayoría en forma de W.

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