Francisco Muro de Iscar – Ni una entre cien


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

Un estudio del Departamento de Cibermetría del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, nuestro CSIC, señala que no hay una sola Universidad española entre las 100 primeras del mundo. Hay que irse al lugar 150 para encontrar la primera, la Complutense de Madrid, y detrás las de Sevilla y Barcelona. Sólo hay dos entre las 200 primeras y 26 entre las 500. El ranking, que se publica desde 2004, analiza la presencia web de los centros superiores, mide la cantidad de páginas que conforman las sedes web de las instituciones, la capacidad para producir contenidos académicos, el impacto de las mismas a través de sus enlaces y el rendimiento de la investigación propia. Hay otros estudios similares a éste, hechos fuera de casa, en los que no aparece ninguna Universidad española entre las 200 primeras del mundo. No es lo mismo cuando se analiza el papel de las Escuelas de Negocios, donde España sitúa siempre en los primeros lugares a tres o cuatro. No es un problema pues de que no podamos, sino de que la Universidad no da la talla. Ni puede haber setenta y tantas Universidades en este país -porque no hay medios, ni presupuestos ni profesores para ello- ni puede haber millón y medio de universitarios, prácticamente becados por los impuestos de todos, que acaban siendo insatisfechos administrativos o empleados.

Y, sin embargo, y no me cansaré de repetirlo hasta la saciedad, salir de la crisis pasa por cambiar el modelo educativo, transformar la Universidad e invertir mucho más en I+D+i. No vamos por ahí. El PP quiere cambiar todo para alcanzar un pacto y el PSOE, como acaba de decir su portavoz en el Congreso, Cándida Martínez, se queda en maquillar lo que hay. En esa guerra de intereses, donde la calidad de la educación y la lucha contra el fracaso escolar es sólo argumento de propaganda, cobra importancia la denuncia de Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España: el sistema español de I+D «llegará agotado a finales de año», hay temores de un nuevo recorte y deberíamos «lograr recuperar los niveles de inversión de 2008(¡) en los Presupuestos de 2011» Guinovart dice que, también aquí, las promesas del Gobierno se pegan de bofetadas con los recortes presupuestarios. «Abandonamos la apuesta por ser un país avanzado», dice, no recuperamos el terreno perdido, no vendrán más científicos, no apostamos por el conocimiento, el CSIC es un organismo «mastodóntico, rígido, centralizado, de estilo funcionarial», es decir, obsoleto, inservible. No es un problema de ir más deprisa o más despacio. Es, simplemente, como asegura Guinovart, «un problema de supervivencia».

Dice Claudio Magris que «el problema futuro en los países desarrollados será vencer, sin tener que renunciar a la democracia, el abismo entre la velocidad con que la sociedad se transforma y la lentitud de la política». Entre nosotros, es algo más. Sin una educación rigurosa y exigente, sin una Universidad y una investigación de calidad, no hablo ya de excelencia, la información y la política «kleenex», de usar y tirar, que practicamos, impiden el debate y el progreso real. Son un freno, no un impulso.

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