Antonio Casado – La quimera del pacto.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Podrían alcanzarse acuerdos concretos para salir de la crisis económica. Puntuales, como se dice ahora. Incluidos los de geometría variable. O sea, que el Gobierno puede acordar con algún partido lo que no acuerda con otro. Pero cuando se abre esta confusa dinámica de búsqueda de pactos contra la crisis, hemos de saber que un Pacto de Estado es otra cosa.

Imposible hablar de un Pacto de Estado si no incluye la firma de las dos grandes fuerzas políticas nacionales, la que gobierna y la que aspira a gobernar. Es condición no solo necesaria, sino imprescindible, sine qua non, aunque pudiera no ser suficiente. Y de ese Pacto que implique de verdad al Gobierno y al PP, es de lo que hablaron los dirigentes de Convergencia i Unió, e incluso el Rey de España, cuando hace unos días plantearon la necesidad de salir del agujero con un esfuerzo concertado.

La Corona y los nacionalistas catalanes le ganaron la posición a PP y PSOE al invitarles a enterrar el hacha de guerra y ponerse de acuerdo en luchar juntos contra una crisis que ha puesto al país al borde de la bancarrota. Sin embargo, el PSOE ha sido más hábil para recoger el guante y hacer un poco más incómoda la posición del PP. Si el PP apareciese ahora abrazado al Gobierno en las recetas anticrisis se quedaría sin su discurso, que está basado en la confrontación y necesita de las malas noticias para echar a Zapatero de la Moncloa.

La posición del PSOE tampoco es ningún misterio. En el fondo, tampoco está interesado en tener de su parte al PP, en algo parecido a un Pacto de Estado, porque perdería la coartada que consiste en estar a todas horas acusando al adversario de no arrimar el hombro y jugar al cuanto peor, mejor. Véase como, a pesar de proclamar su esperanza de que el PP arrime el hombro en el seno de la comisión negociadora que empezará a reunirse el jueves que viene, los ministros del Gobierno y los dirigentes socialistas no pierden ocasión de referirse a la «codicia» de Rajoy, a su «egoísmo» y a su desprecio al interés general.

El principal partido de la oposición no se queda atrás a la hora de acreditar que, efectivamente, tampoco le interesa en el fondo un gran acuerdo con el Gobierno socialista. Aunque acudirá a la cita del jueves que viene -no será Rajoy, en ningún caso-, los dirigentes del PP se muestran pesimistas y recuerdan aquello de que cuando se quieren dejar pudrir las cosas lo mejor es nombrar una comisión. Rajoy ha declarado que «no va a servir para nada», Y su portavoz, González Pons, ha calificado de «pachanga» esta ronda de representantes políticos con los ministros Salgado, Blanco y Sebastián anunciada por Zapatero en el reciente debate parlamentario sobre la situación económica.

Con estos antecedentes, cualquier posibilidad de entendimiento entre los dos grandes es una quimera.

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