Fernando Jáuregui – Siete días trepidantes – «A ver si va a tener razón Rajoy…»


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Rajoy dice que, si Zapatero quiere que pacte con él, primero tiene que rectificar. Sin embargo, lo cierto es, me parece, que Zapatero rectifica continuamente. Es más: en política económica -y no solo–, la estrategia del Gobierno, si de tal puede hablarse, supone una continua rectificación. Y de ello hemos tenido abundantes ejemplos esta misma semana que concluye.

Soy de los que creen que Zapatero ganó el debate del pasado miércoles en torno a la situación económica. Y lo ganó precisamente porque rectificó, con un giro de ciento ochenta grados, cuanto había dicho, apenas mes y medio antes, acerca de pactar o no las soluciones a la crisis con la oposición. Del «no por motivos ideológicos» se pasó al «por supuesto, sugieran ustedes lo que quieran» y a la creación de una comisión negociadora cuyos componentes -Salgado, Blanco y Sebastián_ han sido, por cierto, muy analizados en función de la escala ascendente / descendente del poder en el entorno del «zapaterato».

Lo ganó, decía, porque lo perdió, a mi entender, Rajoy, que no tomó, con los guantes de las precauciones debidas, la mano que le tendía, no sé si con daga escondida -pero eso es lo que se trataba de averiguar, precisamente–, el presidente del Gobierno. Los diagnósticos que hace el presidente del PP, sus regañinas a ZP, están muy bien y pueden estar cargadas de razón: pero ahora tendría que comprobar si la oferta de pacto es sincera, hasta dónde cabe la famosa rectificación y hasta qué punto el gobernante socialista está dispuesto a dar paso a fórmulas nuevas para atajar la sangría de parados, de descontentos, de temerosos, de frustrados y desconfiados que está empezando a poblar una España hasta hace no muchos meses alegre, confiada y derrochadora.

La verdad es que la política económica de Zapatero es, incluso a ojos de los no expertos –bueno, él tampoco lo es, desde luego–, algo incoherente. Su último ataque, en Londres, a los mercados, evidencia que equivoca los conceptos: mercado es una cosa y tiburones financieros, otra. Que ZP diga que el déficit bajará cuando España crezca me parece el último error verbal, que justificará una nueva pérdida de confianza casualmente de esos mismos mercados a los que un día se corteja y al siguiente, se ataca. Uno de los grandes problemas de ZP es su locuacidad: a veces parece que no se da cuenta de que lo que él dice, cualquier cosa, no corresponde con lo que un ciudadano corriente, usted o yo, decimos, sino que causa estado, porque él es el presidente del Gobierno, última fuente de poder y de decisión en muchas cosas.

Y, así, nos ha ido procurando quebraderos de cabeza llamando «antipatriotas» a quienes pronosticaban la crisis, atacando al capitalismo en Rodiezmo y agasajándolo en Wall Street, ofreciendo pactos a la derecha y luego negando que piense llamar a Rajoy a La Moncloa. «A ver si al final va a tener razón Rajoy en lo de que Zapatero es un mentiroso…», me decía estos días un colega que, como yo, pensaba que ZP había batido al presidente del PP en el «debatazo» del miércoles. Yo no pienso que Zapatero, por cuyas cualidades humanas y por su condición de patriota tengo un gran respeto, nos mienta. El dice la verdad los lunes, y los martes, y los miércoles, y los jueves… El problema es que esa verdad, entre lunes y jueves, puede haber cambiado por completo, y el viernes puede que nos encontremos ante una verdad diferente a la del lunes y el jueves. Y Zapatero estará convencido de «su» verdad todos esos días de la semana, mientras los demás nos volvemos locos intentando interpretar lo que verdaderamente se quiere decir y hacer.

Y así, claro, el pacto resulta bastante difícil. Aunque se diera el caso, que es que no, que Rajoy, empecinado en aguardar a que la fruta madura caiga del árbol monclovita por sí sola, quisiera de verdad pactar. Que ya digo: no.

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