José Cavero – Las dificultades del Pacto


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Hay toda clase de apuestas, ahora mismo, sobre lo que sucederá con el pacto que ofreció el Gobierno en el reciente debate del Congreso. La impresión que dan los portavoces parlamentarios es que nadie quiere que se pueda decir de él que no está dispuesto a cooperar o que, con seguridad, se quedará fuera del pacto. Aunque eso sea, en último extremo, lo que suceda con alguna de las siglas. Pero el propio Mariano Rajoy, después de haber asegurado repetidamente que no adoptará nuevos compromisos si con anterioridad no hay rectificación plena de Zapatero, en el escenario siguiente aparece más sosegado y colaborador. De manera que podemos seleccionar la frase más apropiada para el momento adecuado: «En ocasiones, reunirse es perder el tiempo», ha dicho. Y también: «Si quieres que algo se pudra mételo en un cajón o crea una comisión». Y también: «La comisión persigue hacer ruido y perder el tiempo». Pero, a continuación, le hace una llamada Elena Salgado y aparece el Rajoy «siempre muy correcto en la distancia corta», como le describe la vicepresidenta.

Hay el entendimiento generalizado de que será muy difícil para Rajoy dejar la silla vacía en la comisión creada para negociar. Los restantes portavoces no han sido menos cautos ni han mostrado menores recelos, en su conjunto: Josu Erkoreka, portavoz del PNV, ha advertido que «si buscan palanganero que les salve cundo les faltan mayorías, que no vengan». Gaspar Llamazares ha estado en parecido tono: «No vamos a actuar como palmeros, sino de acicate para que los problemas se resuelvan». El republicano Joan Ridao también se ha curado en salud: «Esperamos diálogo real, no una estrategia para sedar a la oposición y tenerla entretenida». Otros dirigentes han sido más constructivos, y han dado consejos: Artur Mas indica que el presidente deberá actuar con el máximo realismo y menos petulancia.

Por parte del Gobierno, me imagino que también hay esperanza y recelos y desconfianzas. De entrada, la vicepresidenta Elena Salgado ha advertido que el Gobierno no va a dejar de gobernar. Es decir, que no ha calado la idea de Rajoy de que les «dejen paso que arrollan». Como ha explicado un profesor, «la democracia tiene sus reglas, una es que ningún gobierno asume su incompetencia, se echa en brazos de la oposición y cede las carteras ministeriales». Es evidente que al presidente le corresponderá decir la última palabra en la elección de los aliados para concretar su plan. Pero no es menos cierto que la propia negociación y cómo se desarrolle permitirán saber a Zapatero cuál es la disposición de las distintas fuerzas. Y a Rajoy hasta dónde podrá quedarse al margen.

Todos se juegan algo, o mucho. Empezando por el pueblo español en su conjunto, acostumbrado ya a comprobar demasiadas improvisaciones y actuaciones no suficientemente meditadas, tanto en el Gobierno como en la oposición, por igual. En Zapatero como en Rajoy.

Por lo demás, algunos analistas se lanzan a profetizar que en los tres ministros encargados de la negociación del pacto están las piezas maestras de la siguiente remodelación. Eso es mucho anticipar. No hay duda de que son tres ministros bien considerados por Zapatero, pero de ahí a empezar la especulación de una crisis ministerial…, puede ir una gran distancia.

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