Francisco Muro de Iscar – Arrimar el hombro


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Entramos en semanas decisivas para la estabilidad de nuestro país. Fuera nos miran con lupa, los mercados están en tensión, el desempleo es una losa que aumenta de tamaño, empieza sus trabajos «la Comisión» y los sindicatos rompen su noviazgo con el Gobierno a cuenta de la reforma de las pensiones. Es curioso, porque después de aguantar todo al novio y de callar ante todo, ahora se van a lanzar a la calle contra una reforma que es imposible de frenar y que es indispensable a corto plazo. A medio plazo habrá que hacer muchas más y habrá que llamar al sacrificio de todos. Y los sindicatos, que se han tragado sin rechistar todos los errores del Gobierno salen ahora a la calle por una tímida e insuficiente reforma de las pensiones. Es cierto que hay una enorme sensibilidad y que la mayoría de los ciudadanos prefieren que no se toquen las pensiones, ni se recorten los salarios, la sanidad o la educación ni por supuestos los «derechos sociales» que ha impulsado Zapatero. Pero eso no justifica que los que deben ser más responsables sólo busquen titulares de prensa.

Es cierto también que el Gobierno empieza la casa por el tejado y quiere ahora arreglar en dos meses lo que ha contribuido a estropear en varios años. Y lo hace apelando a los partidos minoritarios, sosteniendo un lento e ineficaz diálogo social y olvidando que donde está la clave del gasto, y por tanto del indispensable ahorro, es en las autonomías y en los ayuntamientos. Si unas y otros no están en la mesa de debate, y si el PP se mantiene-le mantienen al margen, ya puede aprobar lo que quiera el Gobierno, que ganará las votaciones en el Congreso y en el Senado, y posiblemente la batalla del marketing, y perderá (perderemos) la guerra económica en la calle. Abandonada la idea del Pacto de Estado, los pequeños acuerdos son pan para hoy y hambre para mañana.

Este el momento de arrimar el hombro y para eso hace falta altura de miras y la mayor parte de la clase política y social está demostrando que no levanta un palmo del suelo. ¿Cómo explicar las manifestaciones sindicales por alargar dos años la vida laboral y el silencio cómplice ante la inanidad de la política económica y ante un mercado laboral ineficaz e ineficiente? ¿Qué reformas imprescindibles se van a poder hacer en España con previsión de futuro si los empresarios están desaparecidos, los sindicatos enrocados en sus privilegios, el Gobierno no sabe que hacer y la oposición espera sentada a ver pasar el cadáver de su enemigo? ¿Quién va a explicar a los ciudadanos, que son gente inteligente y responsable en su inmensa mayoría, que no se puede salir de la crisis sin que todos rememos en una única dirección, con medidas que exigen esfuerzo y sacrificios? No son buenos tiempos para la lírica ni para el sentido común.

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