José Cavero – Zapatero apremia a Rajoy.


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Aunque la semana estará este martes protagonizada por las movilizaciones sindicales contrarias a que se amplíe la edad laboral hasta los 67 años, no hay duda de que será sólo una interrupción temporal, e inmediatamente se recuperará el gran asunto del momento: La reunión del jueves, en la que los tres representantes del Gobierno se reunirán con los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso para establecer el comienzo de las negociaciones que deberían conducir a un pacto de estado por la economía o a alguna solución pactada entre las distintas fuerzas políticas. Sobre todo, se centra el debate en garantizar la presencia y participación del PP, después de que sus distintos dirigentes hayan expresado una y otra vez su desconfianza radical y su nula voluntad de salir en apoyo del Gobierno en este trance.

De momento, al Gobierno parece que le basta con tener la garantía de que el PP participará en esos debates preliminares, aunque más tarde es probable que haya alguna clase de descuelgue o de abandono, atendiendo a los propios intereses del principal partido de la oposición: no se fía del Gobierno, y menos de Zapatero, y sólo creen en sus propios programas de actuación, por cierto, muy poco conocidos. De ahí que las intervenciones del presidente Zapatero insistan en reclamar que el PP no sea ajeno a la búsqueda de soluciones que, naturalmente, deberá ejecutar el Gobierno… algo en lo que también choca el PP, que quisiera ver reemplazando al Gobierno para demostrar que está capacitado para salir de la crisis.

Rodríguez Zapatero, entre tanto, y durante este último fin de semana, reiteró su deseo: No le pido al PP y a Rajoy que ayude al Gobierno, sino al país. No le pido que ayude al Gobierno, sino al país. Diciendo que no a todo, no se ayuda a España a salir de la crisis. Ha aprovechado, de paso, el presidente, para recordar los orígenes y las causas de la crisis: las causas fundamentales de la crisis económica son la avaricia y el afán especulador, ha dicho, con referencias al Plan de Suelo puesto en marcha por Aznar y que agudizó la crisis inmobiliaria. Y tampoco perdió la ocasión para criticar las descalificaciones de Rajoy: es sencillamente inmoral que digan que España va a la quiebra y a la bancarrota. No hay derecho a que nadie ponga en duda la solvencia de España como país. Pero, sobre todo, Zapatero trata de pasar por alto esas desconfianza del PP y sus dirigentes y conducirlos a la mesa de negociaciones, donde, ha dicho, se planteará la búsqueda de acuerdos sin ninguna condición previa.

Esta vez, quien, desde el PP, se ha ocupado de contradecir al Gobierno ha sido Javier Arenas. De entrada, sostiene que el pacto que propone Zapatero es una patraña y no significa más que fotos, brindis al sol y escenas de sofá. Para añadir, seguidamente -como ha hecho Rajoy-, su disposición a colaborar: el PP tiene muy claro que la defensa del interés general nos obliga a ayudar. Pero sin olvidar el mensaje central, que también repiten Rajoy, Cospedal o Sáenz de Santamaría: Si Zapatero tuviera sentido del Estado, dejaría la presidencia del Gobierno. O, por lo menos, desdecirse de todo lo que vienen promoviendo, como ha dicho Cospedal: Si el Gobierno quiere llegar a pactos, antes deberá cambiar su política económica…

Así están las cosas, y así se prolongarán en esta primera fase. Luego, posiblemente oiremos otros estribillos o los mismos actualizados. Irán, pero sin entusiasmo alguno, sin ganas y porque se ven forzados a acudir, y en la secreta esperanza de que el pacto no será posible. Pero no sería adecuado que se notara demasiado que, desde el primer momento, ha tenido una oposición tenaz y a ultranza: la del partido que aspira a gobernar en la siguiente legislatura…

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