MADRID, 12 (OTR/PRESS)
No quiero ni pensar que estaríamos diciendo si la gran nevada en vez de en Cataluña hubiera sido en Madrid y hubiera dejado a 120 municipios sin electricidad ni teléfono, con cortes de luz, decenas de gasolineras fuera de servicio y pueblos aislados durante tres días. Habría ardido Troya. Se estarían pidiendo dimisiones de ministros a gogó y muchos exigirían la cabeza de Esperanza Aguirre en bandeja de plata. Pero la tormenta ha sido en Cataluña y aunque ha dejado al tripartito a la intemperie, las responsabilidades intentan diluirlas en busca del enemigo exterior. Hemos oído a altísimos responsables de la Generalitat decir que la culpa de los interminables atascos eran de la vecina Francia y señalar con el dedo a Endesa como la culpable de todos los males. Eso sí, mientras miles de familias se encontraban completamente abandonadas a su suerte el Parlamento catalán se reunía para aprobar una moción contra la instalación en Ascó del cementerio nuclear y se daba luz verde a una ley para regular las consultas populares. Así el tripartito dejaba bien claro que sus prioridades pasan más por el debate identitario, que por dar respuestas a las necesidades urgentes de sus ciudadanos.
Cataluña ha sido un caos, pero a sus políticos del tres al cuarto les interesa mas seguir enredados en sus cuitas, seguir instalados en el victimismo nacionalista, que dar la cara y asumir responsabilidades. Estos días hemos sabido que si dos de los socios de Montilla : ERC e ICV no hubieran impedido -alegando motivos medioambientales- la construcción de una línea de muy alta tensión entre Francia y España- aprobada hace 10 años- se podría haber restablecido el servicio con rapidez a pesar de la caída de 33 torres de alta tensión provocada por el temporal. De esos polvos vienen ahora estos lodos pero eso no interesa que se sepa. El tripartito, que fue incapaz de prever la magnitud del temporal, ha sido también incapaz de resolver con eficacia sus consecuencias y han dejado tirados en la cuneta a miles de catalanes que se han tenido que buscar la vida como han podido. Una mujer ha muerto y cientos de personas han tenido que ser atendidas al resultar intoxicadas por el uso de generadores domésticos, mientras sus gobernantes practicaban la política del avestruz o, lo que es peor, la de mirar hacia otro lado y huir hacia adelante. Esos mismos políticos que intentan maquillar la realidad con consignas identitarias, son los que en breve saldrán a pedir el voto a los catalanes que han abandonado y esa será la hora de la verdad. Serán los ciudadanos quienes tengan la sartén por el mango y entonces será el momento del sartenazo y es de esperar que este sea bien sonoro.