Carlos Carnicero – Obama se planta ante los lobbys judíos.


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

Voy a hablar de los lobbys judíos en Estados Unidos con lo que tengo garantizada una acusación de antisionismo. No hay nada más fácil que centrar en uno mismo la artillería de quienes tienen observatorios para escrutar el antisionismo pero son incapaces de encontrar mácula en las atrocidades cotidianas de las autoridades de Israel. Pero lo cierto es que los lobbys judíos existen y se manifiestan con toda rotundidad. Sin ir más lejos, anteayer, el American Israel Public Affairs Commitee (AIPAC), una de las organizaciones más poderosas de Estados Unidos, advirtió que «Obama está presionando excesiva y unilateralmente a Israel». La Unión Europea, por boca de Catherine Ashton, ha recordado que los asentamientos en los territorios ocupados son sencillamente ilegales. ¿Cual es la presión excesiva y unilateral que hace Obama sobre el gobierno de Israel?

Junto cuando se iba a comenzar una ronda de negociaciones indirectas para desatascar el problema israelí y palestino, el gobierno de Benjamín Netanyahu vuelve a boicotear cualquier posibilidad de entendimiento entre los dos enemigos históricos. ¿Que hay de diferente en la actual situación de los cientos de veces en los que Israel ha vulnerado la legalidad internacional?

Ocurre un mecanismo de saturación del desprestigio del gobierno de Israel que afecta ya gravemente a los intereses de sus aliados. Es cierto que la política de Estados Unidos en la zona está prisionera de sus aspectos políticos internos. Es casi metafísicamente imposible que un candidato norteamericano anatomizado por los lobbies judíos pueda llegar a ganar una elección. Pero después de las matanzas israelíes en la ocupación de Gaza el precio de apoyar las barbaridades de este estado empieza a ser excesivo para Estados Unidos y también para la Unión Europea a pesar de la mala conciencia histórica por el Holocausto.

Sin paralizar definitivamente la construcción de nuevos asentamientos en las colonias judías es imposible pensar en una paz estable. Y la continuidad del conflicto empieza a ser una rémora para la guerra de Afganistán, para la estabilidad de Irak y para el manejo razonable del conflicto con Irán. Las declaraciones en este sentido del David Petraeus han sido determinantes para la cascada de respuestas de la administración Obama que consideran que el desplante del gobierno de Israel al vicepresidente Joe Biden es absolutamente intolerable y deja a los pies de los caballos al gobierno norteamericano en sus intentos de un acercamiento a los países árabes moderados frente a los retos de Irán.

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