Charo Zarzalejos – Países amigos.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Francia y España son países amigos y como ocurre en toda amistad en su recorrido hay altibajos. Afortunadamente hace ya muchos años que en las relaciones con Francia no hay sustos ni desencuentros. La determinación de los ejecutivos de Paris y Madrid, y ya desde hace muchos años de luchar contra el terrorismo del ETA, ha hermanado aún más a ambos países. Desde el pasado martes, cuando ETA en una acción tan terrorista como alocada asesinó a un gendarme francés, nos une con el país vecino eso que se llama lazos de sangre.

La decisión del presidente Zapatero de asistir hoy mismo al funeral por el gendarme asesinado es una decisión acertada y yo diría que obligada. Si en España nos tranquiliza a todos ver al jefe del Ejecutivo al lado del líder de la oposición cuando de defenderla libertad de todos se trata, la presencia de Zapatero mañana al lado del presidente de la Republica francesa es además de una buena foto, en el sentido profundo del término «buena», un mensaje contundente para los terroristas y para los ciudadanos de toda Europa. Cuando de hacer frente a los terroristas se trata, cualquiera que sea su apellido o nacionalidad, todos los esfuerzos son pocos y a la vista de los acontecimientos nada permite bajar la guardia.

En más de una ocasión y en estas mismas líneas se ha alabado la extraordinaria gestión del ministro de Interior en su lucha contra ETA. La organización terrorista está dañada, desconcertada y diezmada; pero ahí sigue, con capacidad para regenerarse, con capacidad para captar a gentes nacidas y criadas en democracia y en opulencia, porque ninguno de los detenidos ni de los que se seguirá deteniendo provienen de sectores marginales o azotados por la pobreza. Nada de eso. Nunca han sido marginales y ahora mucho menos, pero no son capaces de sustraerse a la leyenda de una supuesta patria vasca sometida a la opresión. ¡Qué sabrán ellos, con poco más de veinte años, de opresión! Una excursión por Cuba, China, Gaza y tantos otros países les vendría muy bien para que se enteraran de lo que es opresión.

Ante este asesinato, la izquierda abertzale, sobre la que algunos mantienen todavía la esperanza de que se van despegar de ETA, ha perdido la oportunidad de quitarnos la razón a los que ya no creemos en grandes y reiteradas declaraciones. No basta «lamentar», hay que condenar sin paliativos, no sólo el asesinato del gendarme, sino la voluntad de ETA de persistir en su trayectoria terrorista, como ha quedado de manifiesto con su deseo de perpetrar un enorme robo de coches. ETA, además de un crimen más, ha cometido un profundo error que pagará porque tarde o temprano quienes participaron en el robo y atentado del pasado martes serán detenidos y encarcelados.

Los españoles en general debemos sentir el asesinato del gendarme francés como el asesinato de uno de los nuestros, alegrarnos de todas y cada una de las detenciones que se producen y mantenernos alerta porque en cuanto puedan nos harán daño.

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