MADRID, 23 (OTR/PRESS)
El paso de Jaume Matas por los juzgados de Palma de Mallorca ha sido la noticia del día. Que un ex ministro y ex presidente autonómico sea citado a declarar ante un juez -el fiscal le imputa nueve presuntos delitos- no es una noticia frecuente. Es la excepción. No recordamos otra desde los tiempos de José Barrionuevo, antiguo ministro de Interior y del presidente navarro Gabriel Urralburu. Es una excepción que al tiempo que subraya las sombras respecto de la conducta del personaje público pone a prueba los mecanismos igualitarios del Estado de Derecho. La noticia del interrogatorio judicial también nos dice que la ley es igual para todos. Y dice más: permite analizar el comportamiento -en algunos casos vergonzoso- de ciertos medios de comunicación. Diarios y emisoras de radio y televisión.
Periódicos que con fundamento y razón dedicaron en su día portadas y editoriales al procesamiento de Barrionuevo (PSOE) o al de Urralburu ocultaban ayer en páginas interiores la noticia que infama a Jaume Matas, ex ministro en un Gobierno del PP y ex presidente de Baleares. Si el sectarismo es rechazable, aún lo es más la estulticia. Suponer que en un mundo de información globalizada como lo es el nuestro, es posible ocultar o disimular una noticia, es afán, como digo, más propio de tontos que de sectarios. O de gentes a quienes les va bien en la profesión en la medida en la que colaboran con entusiasmo en la triste tarea de hacer como que no ven aquello que alguien, poderoso, está intentado ocultar. Lo peor es que presumen de periodistas.
