José Cavero – Prosigue la semana de los dos Jaimes.


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Cada cual regatea y salva los obstáculos como puede. Y a Mariano Rajoy le está correspondiendo salvar la situación del doble conflicto que le plantean sus dos Jaimes, Matas y Mayor, ambos ex ministros de Aznar y causantes de indudables problemas para la dirección del partido, por razones bien distintas. Matas, por sus cuentas personales, de, según parece, muy difícil explicación, durante el tiempo en que ejerció la presidencia de la autonomía balear. Mayor, por razón de sus declaraciones «chirriantes» sobre eventuales negociaciones del Gobierno con la banda ETA, que Pérez Rubalcaba ha vuelto a negar con su mayor énfasis.

Es fácil de suponer que Mariano Rajoy hubiera preferido no tener esta clase de problemas y mucho menos hablar sobre las delicadas materias que le plantean. En el caso de Matas, Rajoy ha preferido «ponerse de perfil», y que el caso le roce lo menos posible. Es un personaje de otro tiempo del PP, y él se las tendrá que ver con las responsabilidades que le reclaman los jueces. A lo sumo, Rajoy ha reiterado la doctrina oficial del parido: quien haya actuado mal, debería hacerse a la idea de que militar en un partido no es su sitio. O sea, puerta… Por más que ese individuo, en determinado momento, haya procurado ingresos y financiación para el propio partido. Desde luego, Rajoy no repetirá con Matas el discurso que tuvo con su virrey valenciano, Camps, a quien prometió estar «contigo, delante de tí, detrás de tí o a tu lado…». Rajoy ha aprendido que quien pone la mano en el fuego por alguien, tiene muchos riesgos de quemarse.

En el caso del otro Jaime, Mayor Oreja, Rajoy se lo ha pensado. Durante un día completo prefirió no opinar, pero viendo que no podía permanecer siempre al margen, y tras escuchar a su «segunda», Dolores de Cospedal, estricta y rígida -no tenemos noticias de lo que Mayor dice, tal vez él tenga informaciones que la dirección del PP no tiene-, Rajoy ha preferido actuar de gallego: ni desautoriza ni aprueba a Mayor Oreja. Dice que es un hombre sabio, que sabe mucho del asunto de terrorismo, y, en todo caso, a quien conviene escuchar. En un tono también parecido, de respeto a opiniones ajenas, se ha manifestado el propio Aznar: ha recordado que Mayor Oreja acertó muchas veces en materia de ETA, cuando era ministro, y que tal vez ahora vuelva a acertar. Es decir, nadie se moja ni quiere quemarse en la hoguera de Mayor Oreja. Eso sí, desde el diario La Gaceta, que ha venido compartiendo las sospechas de Mayor de nuevos contactos del Gobierno con ETA, se asegura este mismo jueves que emisarios de Batasuna-ETA y miembros del PSE se reunieron el pasado fin de semana en el País Vasco, e insiste en señalar que «continúa la toma de temperatura del PSE a ETA para la segunda negociación. Añade que la clave de estos contactos es el aterrizaje electoral de Batasuna.

En las páginas siguientes, el mismo diario presta, seguidamente, atención a lo que dice Rubalcaba: el diálogo con ETA está absolutamente descartado; y que España no volverá a intentar acabar con la banda mediante la negociación. El ministro afirma que el PP está bien informado de la política antiterrorista. Pero es evidente que siempre ha preferido jugar con varias barajas, y dar su apoyo y expresar su desconfianza, al mismo tiempo. Esta vez, también: no tiene información sobre esa presunta «segunda fase de contactos», pero, por si acaso alguien estuviera pensando en ello, empieza a censurarlos…

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