Charo Zarzalejos – Rajoy sí habla.


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Mariano Rajoy tiene oídos y ojos aunque a veces no lo parezca. Y a sus oídos han llegado con nitidez los mensajes de propios y extraños para escuchar, casi a modo de clamor, que así, quieto y silencioso, no podía seguir. Y no podría ser de otro modo, siguiendo su máxima de que hay acciones que aun no siendo delictivas, son socialmente reprochables y más cuando se trata de un responsable político.

A falta de sentencia, Luis Bárcenas es merecedor de la presunción de inocencia; pero desde el punto de vista social y político era absolutamente rechazable que una vez conocido el sumario los días transcurrieran como si nada ocurriera. Rajoy, consciente de ello, ha hablado, pero, ojo, lo ha hecho a su manera, que, una vez más, se ha mostrado absolutamente eficaz. Y digo una vez más porque ahí están sino la multitud de dificilísimas situaciones que ha resuelto sin un solo grito. La ultima, por poner un ejemplo reciente, la pelea por la presidencia de Caja Madrid.

Rajoy ha hablado y lo ha hecho con Luis Bárcenas. No sabemos los términos de la conversación, pero el resultado es el demandado por la mayoría del PP. Abandona su cargo de tesorero y renuncia a estar en grupo popular en el Senado. Conserva su escaño en la Cámara Alta, pero, de acuerdo con nuestro sistema jurídico, ese escaño es suyo y no del partido.

He compartido y manifestado mi opinión favorable a la necesidad de que Rajoy dijera algo. No estaba segura de que lo fuera a hacer, pero si lo hacía sería a su manera; es decir, como la he hecho siempre que según frase extendida en Génova «que parezca un accidente»; es decir, toma decisiones, gana batallas como si la cosa no fuera con él, como si estuviera en la naturaleza de las cosas que Rato esté hoy en Caja Madrid y que Luis Bárcenas este fuera del PP. De lo que nadie debe dudar es que Bárcenas ha sido invitado a dejar el partido y quien ha cursado la «invitación» ha sido Mariano Rajoy, a quien le cuesta ser «justiciero» y, como dicen algunos populares, es muy poco «killer». La carencia de estas características tiene su cara y su cruz. La cruz es que puede dar lugar a una percepción de líder «blando» o «indeciso»; la cara es que consigue lo mismo que siendo «killer» pero sin dar pié a heridas innecesarias o polémicas de las que quitan el sueño.

Luis Bárcenas se ha ido sin hacer un ruido y Rajoy ha hablado con quien tenia que hablar, pese a que a muchos nos hubiera gustado que hubiera hablado a todos. No se puede afirmar, si caer en el sectarismo, que Rajoy no toma decisiones. Soy de las que creo que las lleva tomando desde tiempo antes del Congreso de Valencia. Otra cosa es que como no tiene un día tranquilo pueda parecer que no lo hace.

No es un ejercicio ocioso repasar lo que han sido los tres últimos años del Partido Popular para comprobar la cantidad de decisiones que toma y ha tomado Rajoy. Lo que ocurre es que deja que sean otros _en este caso, el propio Bárcenas_ los que aparezcan dando el paso al frente. En política, más que en ninguna otra actividad humana, lo que parece no siempre se corresponde con lo que es.

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