José Cavero – La frustración del Constitucional.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

Tan sólo falta que los propios magistrados del TC arrojen la propia toalla, al final de unas deliberaciones de casi cuatro años que no han coincidido más que a sucesivas discrepancias, hasta ahora mismo insalvables. Ha habido momentos, bien es cierto, que se pensó que podía salir adelante una sentencia al gusto de la mayoría, pero finalmente, una y otra vez, se comprueba que los correspondientes borradores no termina de complacer y que se hace imprescindible empezar a nuevo. Eso es lo que ahora mismo sucede, cuando la magistrado del ala progresista, Elisa Pérez Vera, se ve en la necesidad de trasladar a un nuevo ponente, el conservador Guillermo Jiménez, la batuta de las deliberaciones, y a ser posible, de los consensos.

Ciertamente, no hay optimismo ni entre los magistrados, ni en la clase política ni en la opinión pública. Los sucesivos fracasos están conduciendo a caminos sin salida. Si el ala progresista no ha sido capaz de conseguir una mayoría mínima, no resulta fácil imaginar que lo vayan a conseguir en el lado conservador. Y de nuevo, ha intervenido el presidente catalán, José Montilla, para reclamar a Zapatero y Rajoy, de manera conjunta, que procedan, de una vez, a renovar a los magistrados, muchos de ellos ya «superados en fecha de caducidad» y los demás, fatigados de dar vueltas a los artículos dignos de condena y extinción, revisables, recuperables, o salvables… A la postre, lo que se comprueba fehacientemente es que un tribunal plural ha comprobado durante casi cuatro años que resultaba imposible llegar a un consenso sobre lo que encaja o no con el texto constitucional, y que la tarea que les fue requerida por el recurso del PP y del Defensor del Pueblo resultaba de imposible alcance.

Más difícil es de entender que otros estatutos pretendan sobrevivir conteniendo, como contienen, los mismos puntos del Estatuto catalán, plagiados para no ser menos. Y aprobados, paradójicamente, por el mismo partido que, en su momento optó por recurrir el texto aprobado por el Parlament de Cataluña, por las Cortes y por el pueblo catalán en referendum* Ha quedado a las claras que la politización de un texto puede conducirlo «a ninguna parte», y a la confusión y el caos político.

Por mencionar algunos aspectos conflictivos, valdrá la pena recordar las posiciones extremas en materia de nación catalana, de la lengua catalana o de los derechos históricos de Cataluña, donde no ha sido posible aproximar posiciones. A modo de ejemplo, ahora se ha sabido que el proyecto de sentencia elaborado por la magistrada Elisa Pérez Vera, declaraba inconstitucionales parcialmente 14 artículos de los 114 recurridos del Estatuto catalán (que suma en total 223 artículos) y no inconstitucionales, siempre que se interpretasen en los términos expresados en los fundamentos de la sentencia, otros 25 preceptos. Se trataba de una sentencia que ahora, verosímilmente, se verá endurecida con el nuevo ponente, ya que los conservadores pretenden declarar inconstitucionales o reinterpretar bastantes más preceptos. En teoría, el nuevo ponente tiene quince días para comprobar la posibilidad de avanzar o plantarse con sus nuevas propuestas. Y luego, ya se verá si, de una vez, se rompe una baraja ya tan manida y desgastada y se da juego de nuevo a un TC renovado… De momento, predomina la desazón, el descontento, la frustración y el desaliento.

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