MADRID, 20 (OTR/PRESS)
Eramos pocos y parió la abuela. Un volcán islandés se pone a escupir cenizas y algunos ya quieren sacar provecho. No puede ser que justifiquen lo injustificable. Lo primero que hay que señalar es el daño causado a miles y miles de personas que se han visto atrapadas en los aeropuertos mientras los responsables no tomaban medidas. Después, los costes que le han supuesto a las aerolíneas. Ahora parece que algunos se apuntan a la tesis de que este desdichado asunto puede retrasar la recuperación económica de Europa. No creo que haya que llegar tan lejos. Al fin y al cabo, el transporte aéreo es apenas el 0,2 por ciento de toda la actividad económica del continente. Quizás -ya se está apuntando- las compañías afectadas quieran que sus respectivos gobiernos le salven la cuenta de resultados. Es decir, que los ciudadanos, todos, acabemos pagando las derivadas de una catástrofe natural. Digo yo que para eso estarán los seguros y las reservas. A cualquier ciudadano que le ocurre un imprevisto se busca la vida. Ya vale de sumar a la cuenta de los impuestos de los ciudadanos todo lo que ocurre, bien por malas practicas bien por causas naturales. Espero que España en esta ocasión no saque pecho de nuevo y se ponga al frente de la manifestación «salvemos a las aerolíneas». Capaces somos.
Sin embargo, nada se está haciendo para dar credibilidad a las cuentas que se han enviado a Bruselas y que tienen como objetivo reducir el déficit público por debajo del 3 por ciento antes de 2013. De eso no sólo no sabemos nada, sino que cada semana que pasa el Gobierno añade un nuevo gasto innecesario e incompatible desde luego con las exigencias de Bruselas. Se lo ha exigido todo el mundo. Es condición imprescindible la reducción drástica del gasto, lo que tendría además un efecto beneficioso sobre la financiación de la actividad económica, ya que en estos momentos el sector público expulsa a empresas y familias del mercado del crédito. Salgado no se quiere enterar. Incluso se ha permitido el lujo de decirle a Rodrigo Rato que no es lo mismo gobernar en periodo de bonanza que en periodo de crisis. ¿A quién quiere engañar? Sabemos cómo recibió el primer gobierno del PP la economía. Más o menos como ahora. Con los mismos problemas. Años de trabajo duro y de esfuerzo de los ciudadanos lograron enderezar el crecimiento y el empleo. No se encontraron la bonanza, señora Salgado. Y si ganaran las próximas elecciones, más de lo mismo. Lo decía estos días el ex presidente Aznar: está en el ADN de los socialistas arruinar las cuentas del país y provocar un paro masivo.