José Cavero – Por Garzón y las víctimas del franquismo


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Las manifestaciones pro-Garzón, o por las víctimas del franquismo, que se desarrollaron en la tarde del sábado en unas cuantas ciudades españoles, concluyeron, como sucedió en la de Madrid, con un minuto de silencio por las víctimas, tras haber arrancado al grito de «¡Garzón, amigo, España está contigo!». Treinta y cinco años después de la muerte de Franco, decenas de miles de personas salieron a la calle para manifestarse contra el procesamiento del juez de la Audiencia Nacional por su investigación de los crímenes del franquismo y contra la impunidad de los delitos cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura. En 21 ciudades españolas y siete extranjeras se oyeron gritos de apoyo al juez y críticas al Tribunal Supremo. En la protesta más multitudinaria, en Madrid, muchos asistentes confesaban que no habían acudido nunca a ninguna otra manifestación. Las víctimas caminaron arropadas por muchos artistas y pocos políticos. No acudió ningún representante del Gobierno. Pedro Almodóvar, Almudena Grandes y Marcos Ana, el preso que más tiempo ha pasado en cárceles franquistas, leyeron un manifiesto en el que aseguraron que el proceso a Garzón «devuelve a la noche oscura de los asesinos».

El recorrido, de la plaza de Cibeles a Sol, se llenó de fotografías de las víctimas del franquismo, en señal de homenaje. «¡Es-pe-ran-za!¡Di-mi-sión!», gritaban cada poco, dirigiéndose a la presidenta de la Comunidad de Madrid, que el jueves, había llamado «carcamales» a las personas que se habían manifestado en apoyo del juez Garzón. Gaspar Llamazares opinó que es «la justicia española la que está sentada en el banquillo». Otro asistente, el hispanista Ian Gibson, se mostraba eufórico: «Estoy muy orgulloso de esta manifestación. Siento que es un momento histórico. El mundo entero nos mira por algo bochornoso. En la Guerra Civil se pudieron cometer desmanes desde ambos bandos, pero después aquí hubo un genocidio. Y la gente quiere una investigación, quiere saber la verdad de lo que pasó. Se equivoca la derecha al decir que quieren reabrir heridas porque esas heridas no se cerraron nunca». Angel Rojo, presidente de la Asociación de Amigos de los Brigadistas Internacionales, explicaba a El País que los ancianos de otros países llegados a combatir en la Guerra Civil le llamaban para preguntarle qué ocurría en España porque no entienden el proceso contra Garzón».

En efecto, decenas de miles de personas se manifestaron en Madrid y en otras muchas ciudades de España contra «la impunidad del franquismo» y en apoyo del juez Baltasar Garzón, cuya causa abierta en el Tribunal Supremo por presunta prevaricación, según han denunciado, «ensucia» la memoria de las víctimas de la dictadura. Aunque el motivo era protestar contra la «impunidad» de los crímenes del franquismo, como se esperaba, la marcha de Madrid se convirtió en un alegato en defensa de Garzón, que se sentará en el banquillo por abrir una causa sin tener competencia para ello. Las referencias al magistrado fueron múltiples tanto en el manifiesto final como en los carteles y consignas expresadas durante el recorrido por los miles de asistentes que han abarrotado la Puerta del Sol y la calle Alcalá.

Reed Brody, portavoz de la organización pro derechos humanos Human Rights Watch, calificó de «irónico, desafortunado e hipócrita» que España no aplique «en su propio país los mismos estándares que en su día sirvieron para perseguir delitos similares cometidos en el extranjero». «¿Por qué las victimas del franquismo tienen menos derechos?», preguntaba. Muchos de los asistentes exhibían cientos de fotografías de víctimas del franquismo, banderas republicanas y muchísimas pancartas. En ellas, denuncias contra los crímenes y Garzón como protagonista. Al finalizar el acto, los artistas pidieron a los allí reunidos que se guardase un minuto de silencio «por las víctimas del franquismo», tras el cual las miles de personas concentradas rompieron en aplausos. No muy lejos de ahí, decenas de personas convocadas por la Falange se concentraron al grito de «Con nuestros caídos no se juega» en una manifestación paralela, pero de dimensiones mucho menores.

Está por ver ahora qué hace el juez Luciano Varela, recurado por Garzón y rechazado por buena parte de la opinión pública. ¿Persistirá, o arrojará la toalla?

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