Pedro Calvo Hernando – Gravísima crisis institucional.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Como no querías caldo, dos tazas, dice el TC, que, como si de una provocación se tratara, encarga a uno de sus magistrados más conservadores redactar un nuevo borrador de sentencia sobre el Estatut, al parecer mucho más restrictivo que el quinto fallido. La presidenta Casas se puede desgañitar pidiendo respeto a la institución, pero tiene que empezar por pedirle que primero se haga ella respetar.

Gravísima crisis institucional a la vista, si es que no estamos ya en ella. Un Tribunal Constitucional diezmado de legitimidad, aunque no sea de legalidad, no nos lleva a ningún destino bueno. Nadie entiende cómo va a poder echar abajo algo que cuenta con la impecable bendición democrática de los Parlamentos catalán y español y del pueblo catalán en referéndum. Que sí, que a lo mejor es muy legal, pero es un enorme disparate político y un radical contrasentido que creará una situación imposible y una crisis histórica. Y todo porque ese Tribunal no se ha renovado cuando debía, por culpa del PP, el mismo partido que presentó el recurso y que se ha negado a retirarlo aunque se hunda el mundo. Un Tribunal así no puede tomar ese tipo de decisiones.

Y a quienes se desgañitan pidiendo a los demás respeto al Tribunal Supremo, sobre todo tras las multitudinarias y masivamente democráticas manifestaciones del sábado, lo mismo les digo: que exijan primero al TS que él se haga respetar. La gente ya se ha lanzado a las calles, los más prestigiosos juristas, los organismos internacionales, las ONG competentes y la más prestigiosa prensa mundial ya lo han dictaminado: el acoso al juez Garzón está clarísimo en sus orígenes, no lejos de los cuales está su intento de perseguir el genocidio franquista y el océano de corrupción masiva que nos invade por el camino del PP. Demasiadas cosas ya que agradecer al partido de Mariano Rajoy, que sigue viendo siempre la paja finísima en el ojo ajeno y no ve la inmensa viga en el propio. Hablo de su nula ayuda a la lucha contra la crisis, de su nula beligerancia contra su corrupción y de su eterna visión de España y del mundo al revés.

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