José Cavero – Artur Mas contra Zapatero


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Cualquier conocedor de la política catalana sabe del gran enfado que mantienen desde hace años los nacionalistas de CiU con los socialistas, porque las sucesivas coaliciones con los integrantes del tripartido, primero con Maragall y ahora con Montilla, han reducido a los convergentes a ser el partido de la oposición. Es cierto que en ocasiones Zapatero ha contemplado la conveniencia de cambiar de socio, y abandonar a los del tripartito por los convergentes. Y no es menos cierto que el enfado de estos últimos se nota de manera frecuente en las iniciativas que el PSOE propone y Durán i Lleida combate con severidad en el Congreso de los diputados. Ahora es Artur Más, desde las páginas del dominical de La Vanguardia, quien arremete contra Zapatero, su gobierno y su partido. Mas asume lo afirmado por Durán, y sostiene que «Duran ha dicho en voz alta lo que mayoría de la sociedad piensa, a saber, que Zapatero ha perdido toda credibilidad. Que su crédito se ha acabado y no hay indicios de que pueda recuperarlo. Por consiguiente, lo más sensato sería convocar elecciones», dice Mas, que también coincide con el diagnóstico de su colega: Zapatero está amortizado y debería ser sustituido, para el bien de todos. ¿Nos harán caso? Creo que no.

Mas sigue su ataque al presidente: «La mejor definición de Zapatero la he encontrado en el Diccionario marítimo español. En la letra Z aparece la palabra zapatero: «Dícese del que maniobra o ha maniobrado mal, o no entiende la maniobra». Este es, exactamente, mi concepto de Zapatero, con el que no hablo desde hace dos años. Todo lo que teníamos que decirnos nos lo dijimos muy educadamente, y poco queda que añadir. Zapatero está amortizado», insiste. Eso sí, tampoco quiere arrojarse en brazos del PP. «No apoyaría una moción de censura del PP para derribar al presidente. No la apoyaríamos porque, aritméticamente, no nos llevaría a ningún sitio. Y por otro motivo más importante aún: no podemos entregar la presidencia del gobierno español a un partido que ha perdido las elecciones y que, además, ha demostrado un grado de hostilidad muy grande ante los intereses de Catalunya. Rajoy no ha demostrado, por el momento, que tenga un proyecto claro para España y, por supuesto, con relación a Catalunya».

Pero prefiere volver sobre Zapatero y olvidarse de Rajoy: «Constato la enorme decepción que ha provocado; el gran clima de desconfianza que ha generado en la sociedad por la ausencia de un proyecto claro. Constato el desconcierto existente y apunto que, en ocasiones, del desconcierto al pánico sólo hay un paso. España y Catalunya son más fuertes que sus respectivos gobiernos. Los gobiernos de España y Catalunya no lideran nada. Y la ausencia de liderazgo nos deja a los pies de los caballos». Y llega a la conclusión, que le sugiere el entrevistador, de que un bloqueo de los presupuestos generales del Estado del 2011, el próximo otoño en el Parlamento, podría y debería provocar la caída del Gobierno. Dice luego Artur Más que «ante la ausencia de liderazgo en Catalunya y ante la amenaza que se cierne sobre el Estatut, la de las elecciones anticipadas en Cataluña sería una solución. Una solución con visión de país por parte del president Montilla que creo que no se producirá. No lo pediré porque después de siete años de travesía del desierto no quiero que nadie en Catalunya tenga la sensación de que tenemos prisa por llegar al Govern de la Generalitat. Durante estos siete años hemos ganado un capital que ahora no podemos diluir. Hemos demostrado a la sociedad que pese a haber sido empujados a la oposición, seguimos trabajando en sentido positivo. Dicho esto, creo que el presidente Montilla haría un servicio al país si avanzara las elecciones, ya que con esta decisión probablemente impediría o evitaría una sentencia contraria al Estatut».

Y sobre la actitud ante el Estatuto y la sentencia del TC, dice Mas que «Catalunya tiene que pasar a la ofensiva y no conformarse con ofrecer resistencia. Debemos pasar a la ofensiva con serenidad, pero con firmeza y sin miedo. Hemos de demostrar carácter. Alguien puede tener la impresión de que en estos momentos, con todo lo que está cayendo, la defensa a ultranza del Estatut es una manera de perder el tiempo, puesto que la prioridad debe ser la economía. Mi respuesta es la siguiente: economía, economía, economía… y Estatut.

Observa luego Artur Mas que «un país tiene la obligación de hacerse respetar y de defender su dignidad nacional. Y ahora esta dignidad está en juego. Y los catalanes tienen que saberlo». Sobre las gestiones que los partidos catalanes quieren hacer en el Congreso y el Senado contra el TC, dice Mas que «hay que ir al Senado, al Congreso y adonde haga falta. La resolución del Parlament de Catalunya, que nosotros hemos apoyado, no sólo pide la renovación del Tribunal Constitucional, también pide la modificación de la ley orgánica del TC para que el tribunal se declare incompetente ante los estatutos refrendados por el pueblo. Y esa misma resolución incluye una demanda de incompetencia del actual TC respecto al Estatut de Catalunya. Con acudir al Senado no basta. Eso sería un mero brindis al sol.

Hay que actuar en todas direcciones para proteger el Estatut, y la recusación de algún magistrado podría ser una medida más dentro de la estrategia de la declaración de incompetencia del Tribunal Constitucional». Añade Mas que «la mayoría de los tribunales constitucionales del mundo democrático, cuando tienen que juzgar leyes refrendadas por el pueblo, aplican el criterio de restricción jurídica. Hands off, manos fuera, dicen los británicos. Por el contrario, el Tribunal Constitucional español quiere convertirse en una cámara parlamentaria más, sin estar sometido al voto popular. Quiere ser un órgano más político que jurídico, y ello está absolutamente alejado de sus funciones y de su legitimidad».

Y ya metido en ataques, Artur Mas tampoco libra a Aznar: Creo que a los catalanes nos hizo mucho daño la mayoría absoluta de Aznar, que se instaló en el menosprecio. Nos quiso menospreciar tras una colaboración eficiente con la política catalana. Fue doloroso. Ese menosprecio trajo consigo el desconcierto y la confusión. Y de ese desconcierto y de esa confusión emergió el tripartito, que no ha hecho otra cosa que multiplicarlo. Ahora hay mucha gente en Catalunya que está confundida, desconcertada, desanimada o emprenyada, por utilizar una expresión muy catalana». Y añade: «Será difícil levantar la moral del país si no somos capaces de dar la vuelta a la situación económica. Esa será mi prioridad». Señala seguidamente Mas que no quiere parecer prepotente, pero que en estos momentos se siente lo suficientemente seguro como para no tener miedo de cualquier posible experimento. Hay un mundo que se halla instalado en una gran fragilidad. Es el mundo de Esquerra Republicana de Catalunya. ERC ha fracasado y ya no es creíble. Dice también que le preocupa que las cajas acaben transformándose en entidades puramente privadas, al servicio únicamente de los accionistas y no de la sociedad. «No olvidemos que el dividendo de las cajas es su obra social. Y me preocupa que se quiera romper el vínculo entre las cajas y el territorio. Esto Catalunya no puedo permitirlo bajo ningún concepto. Cualquier modificación de la ley de Cajas a escala española tiene que servir para fortalecerlas y capitalizarlas, no para sustraerlas de su ámbito territorial. Las cajas catalanas deberán seguir siendo tuteladas por el Govern y el Parlament de Catalunya. No aceptaremos que con la excusa de la capitalización se pretenda una centralización de las cajas. No lo aceptaremos.

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