Andrés Aberasturi – Con el rabo entre las piernas.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Si al menos se reconocieran con cierta humildad que tal y como están las cosas nada de lo que se diga hoy es necesariamente válido para mañana, los ciudadanos agradeceríamos la verdad y hasta es posible que eso nos animara a hacer lo posible para salvar la situación. Pero no. Se empecinan una y otra vez en ser categóricos creyendo que nos convencen con las palabras, los reproches, las apariencias. Y tiene que llegar la señora Merkel en particular y Bruselas en general para sacarnos los colores y hacer que el Gobierno -otra vez- diga dije donde dijo diego.

Hace apenas horas de dos declaraciones contundentes; la primera de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, asegurando que no había previstas nuevas medidas y la segunda del mismísimo presidente que respondía a Rajoy con estas palabras: «*por tanto, reducción del déficit, si; drástica, no». Pues ahí lo tienen; un fin de semana en Bruselas y volvemos con el rabo entre la piernas anunciando un recorte adicional del déficit de 5.000 millones (0,5% del PIB) este año hasta situarlo en el 9,3% del PIB y 10.000 millones más de lo previsto en 2011 hasta llegar al 6,3%. Habrá que improvisar nuevas medidas y la reducción será drástica.

Lo curioso, lo que no resulta fácil de entender, es por qué el empecinamiento del Gobierno en contagiarnos su eterno «aquí no pasa nada» a la hora de tomar medidas. Aquí han estado pasado muchas cosas y más que pueden pasar. Aquí se les ha estado reclamando desde todos los ámbitos técnicos -no hablo sólo de partidos- que con los planes previstos ni de broma se podría cumplir con los compromisos europeos y que después de lo de Grecia, el horno no estaba para experimentos ni probaturas. Pues no. El ejecutivo con sus más de cuatro millones y medio de parados, con su endeudamiento galopante, sus hoy disparatados planes de financiación autonómicos, se preocupaba más de los problemas en la Audiencia o el Supremo que de corregir este descalzaperros económico. ¿Y la oposición? Pues combatiendo con la mano derecha al Gobierno y con la izquierda golpeándose a si misma y llamando a los cerrajeros para abrir despachos de Génova. Un número.

Pero hay dos preguntas claves. ¿De dónde va a ahorrar el Gobierno? La respuesta el próximo miércoles si es que les da tiempo a pensarlo, pero más pronto que tarde, desengáñense, de nuestros impuestos. Y la otra pregunta: ¿tan mal lo esta haciendo ZP? Y con la mano en la sinceridad y la vista en las encuestas, la respuesta es «no». Por lo visto al personal le va esta marcha y no sólo no baja la intención de voto desde el último barómetro de CIS sino que recorta la distancia al PP y reduce a un mínimo 1,5% su desventaja. Esto no debería consolarles porque el problema, aquí y ahora, es que los españoles no creemos en ellos, ni en unos ni en otros. Yo no quiero líderes carismáticos sino gentes que sean capaces de administrar con honradez y prudencia los recursos de todos. Pues unos por unas cosas y otros por otras, nos han dejado helados y se han convertido en nuestra principal preocupación. Porque la clase política no es realmente el tercer problema de los españoles sino el primero teniendo en cuenta que el que ocupa ese primer lugar es el paro y el segundo la situación económica, es decir, dos realidades que dependen absolutamente de esa casta cada vez mas rancia a la que llamamos política.

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