MADRID, 15 (OTR/PRESS)
En una decisión sin precedentes, Zapatero se ha cargado al ZP protector del gasto social y ha rebajado el sueldo de los funcionarios un 5%, ha congelado las pensiones -excepto las mínimas- en el 2011 y ha reducido la inversión pública en 6.000 millones de euros. Su Gobierno persigue así el objetivo de alcanzar un déficit del 3% en el 2013, de modo que permanezcan bajo control los intereses que paga la deuda española en los mercados financieros, donde corría el riesgo de dispararse. La deuda pública, medida en términos del PIB, es ahora del 53%, inferior por tanto a la media de la zona euro, pero en cambio el déficit público, que expresa la diferencia entre los ingresos y los gastos anuales, se ha acelerado en poco tiempo y está por encima de la media de la eurozona, que es del 6,4%, frente al 11,2% de España.
¿Basta con las medidas adoptadas? Lo más probable es que no, ya que por sí solas no aseguran el crecimiento y sin que aumente el PIB, en el entorno del 3%, no se creará empleo neto. Por tanto, el gran problema de España, tanto en términos sociales como económicos, sigue siendo el paro, que alcanza el 20%, frente al 10% de la media europea, y cuesta a la Seguridad Social más de 33.000 millones de euros al año, que hay que financiar.
En definitiva, por mucho que se ajuste el déficit público del Estado, todavía queda algo más importante y difícil de conseguir: el aumento de la competitividad de la economía española, que sólo puede abordarse con reformas estructurales, una de las cuales afecta por cierto al mercado laboral. Y no solo eso, ya que el propio presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, explica en una entrevista que publicará este lunes el semanario Der Spiegel que no da por superada la situación en la zona euro y que en el mercado sigue existiendo riesgo de contagio. De hecho, la inestabilidad observada en la Bolsa el viernes no parece casual. Exagerando o no, Trichet advierte de que estamos en el peor momento desde la II Guerra Mundial.
