Fernando Jáuregui – No al adelanto de las elecciones.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Aparecen ahora algunos medios pidiendo editorialmente el adelanto de las elecciones. También, los resultados de algunas encuestas indicaban un deseo de una mayoría de españoles de que se disuelvan ya las Cámaras y se convoquen elecciones cuanto antes. El propio debate parlamentario de este jueves conoció las posiciones de los portavoces de algunas formaciones que pedían elecciones ya (Rosa Díez) o elecciones una vez que Zapatero haya puesto en marcha las medidas de contención del gasto más urgentes (Duran i Lleida).

Lamento discrepar de una opinión que parece que se va haciendo mayoritaria, aun entendiendo las razones, perfectamente legítimas, que impulsan a quienes piensan que la situación se resolvería cambiando al Gobierno mediante las urnas…si es que estas decidiesen un cambio de signo político, naturalmente.

Pienso que Zapatero y su Gobierno están bastante agotados. Eso, desde luego. Las cosas no pueden, simplemente no pueden, seguir así. Pero no estoy seguro de que el grado de confianza en el principal partido de la oposición, que sería el recambio más plausible, sea lo suficientemente sólido como para pensar que la sustitución de Zapatero por Mariano Rajoy fuese considerada como un verdadero cambio. Sin duda, el momento de Rajoy llegará, pero creo que conviene que sea cuando toque. Es decir, allá por marzo de 2012, cuando todo haya madurado -y espero que no se haya podrido–. No está el horno ahora para experimentos, ni la Administración para sufrir una parálisis de tres meses, que es lo que un proceso electoral conllevaría.

Más valdría, visto lo visto, un acuerdo hasta finales de 2011 entre los dos grandes partidos, y con cualquier otro que quiera sumarse, para tomar las medidas impopulares que ahora hay que tomar, advirtiendo de que el mayor desgaste le va a corresponder, desde luego, a quien gobierna. Ya dice, por lo demás, la máxima ignaciana que «en tiempos de crisis, no hacer mudanzas».

Y, por otro lado, nadie convoca elecciones para perderlas, y Zapatero no va a ser la excepción, por muy acorralado que se encuentre. Disolver en estos momentos las cámaras legislativas me parece, así, una utopía impracticable. Porque «Elecciones ya» supondría un cierto trauma, una gran anomalía política -ya sé que normalidad no es precisamente lo que ahora tenemos, pero no conviene magnificar el desastre, como hacen algunos, con ánimo masoquista–.

Si de verdad nuestros políticos creyesen tanto como predican en el concepto «patriotismo», hace meses que hubiesen llegado a un acuerdo para, juntos, sacarnos del atolladero y no para seguir generando problemas, en lugar de soluciones, a los ciudadanos de este país llamado España, al que muchos queremos por encima de todo.

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