Carlos Carnicero – Marsans y la ética de la ejemplaridad.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Gerardo Díaz Ferrán es el patrón de los empresarios españoles, su representante y el espejo que refleja a los propietarios de las empresas ante los trabajadores, la otro parte humana del proceso productivo, y ante toda la sociedad. La imagen que irradian los empresarios españoles a través del presidente de la CEOE es todo menos ejemplar. Algunas frases de Díaz Ferrán quedarán para la historia, como la que pedía, al comienzo de la crisis financiera, la suspensión provisional del capitalismo hasta que el estado devolviera la normalidad a la economía. No fue menor su confesión de que el jamás volaría en Air Comet, la compañía aérea de su propiedad, que dejó en tierra a miles de personas sin compensación ni explicaciones razonables.

Sus créditos impagados a Caja Madrid revelaron trato de favor a quien era consejero de la entidad benéfica que ya va teniendo demasiados beneficiarios directos.

Ahora ha logrado desprenderse de otra de sus empresas, Viajes Marsans, cuyos nuevos propietarios pretenden desprenderse del sesenta por ciento de sus empleados lo que significaría más de un millar de nuevos parados.

Y un empresario de estas características es el representante del conjunto de los empresarios españoles y quien dirige la negociación con los sindicatos para la reforma laboral.

El surrealismo, entre otras cosas, es la deconstrucción de la realidad hasta llevarla al absurdo del imposible. Y esto es surrealismo pero de baja calidad.

En España no hay nada imposible por la sencilla razón de que han encontrado una declinación perfecta la desvergüenza con la falta de ejercicio de responsabilidades. El zorro manda en el gallinero y los escorpiones consiguen que el elefante les traslade a la otra orilla del río. Cada mañana las gallinas aparecen muertas y los cadáveres de los elefantes flotan en los ríos con el aguijón clavado en la grupa. Pero no ocurre nada porque el surrealismo ha tomado la fuerza de la costumbre. Aquí es posible una cosa y a la vez la contraria. Por eso Gerardo Díaz Ferrán no tiene problemas para seguir siendo el capo de los empresarios españoles. Y por eso España empieza a no tener ningún crédito en el mundo.

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