José Cavero – El paro baja de los cuatro millones.


MADRID, 02 (OTR/PRESS)

Por tercer mes consecutivo, en junio se han reducido las cifras de parados. El pasado mes, en efecto, ha traído trabajo a casi 84.000 españoles en paro, un dos por ciento, con lo cual, la cifra total de parados registrados rebaja la cifra de los cuatro millones, aunque todavía está muy próxima a esa barrera: 3.982.368, exactamente. Por primera vez desde diciembre de 2009, los parados registrados por el INEM son menos de cuatro millones. También es destacable el aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social…

Son, en todo caso, cifras alentadoras, sobre todo por lo que suponen de tendencia. Parece, efectivamente, que se ha comenzado el deseado descenso de esas cifras de vértigo que hemos padecido en los dos últimos años, como consecuencia directa de una crisis que se ha llevado por delante a miles de empresas y a casi un sector de actividad, el sector inmobiliario. Claro que todavía es un ritmo insuficiente para regresar a la situación anterior a la crisis, cuando se llegó a soñar con un teórico «pleno empleo», y cuando nuestro país creaba más puestos de trabajo que ningún otro país de la Unión Europea. Con igual rapidez se produjo la destrucción de puestos de empleo que ahora mismo, todavía, padecemos, y que duplica, prácticamente, la tasa española, de más del 18 por ciento, con relación a la comunitaria.

Los datos de junio coinciden con la aprobación de una reforma laboral que, transformada en ley, se confía que ayudará, con las más favorables condiciones del mercado, a facilitar las circunstancias para la creación de empleo. Es posible que el próximo recuento que divulgue el INEM traslade ya, y convierta en cifras, esas nuevas esperanzas de contratos estables y, al mismo tiempo, de más fácil asimilación por los empresarios. Nadie duda que el empresario y la empresa son elementos sustanciales en esa necesidad nacional de crear empleo, y que la reforma del mercado del trabajo se ha hecho, y se terminará de hacer, precisamente pensando en ellos y en proporcionarles las mayores facilidades. Se trata de crear las condiciones más favorables para que haya empresarios y para que éstos se animen a crear puestos de trabajo, o, en su caso, a incrementarlos. Y para ello se recurre a subvencionar, sobre todo, a los propios empresarios jóvenes y a los jóvenes en paro. Hay análisis de expertos que invitan a pensar que resultará muy difícil la recuperación para puestos de trabajo de «los mayores», entendiendo por tales a actuales parados de más de cincuenta años, a quienes ha podido llegarles ya una jubilación anticipada imprevista e inevitable. Por el contrario, todos insisten en la necesidad de estimular la creación, primero, de hombres de empresa, emprendedores jóvenes, e ideas sobre las que asentar empresas nuevas y con futuro.

Ya hay asociaciones de jóvenes emprendedores dispuestas a participar con el mayor entusiasmo en la nueva etapa que tiene que iniciar ahora la economía española. Pero todo será mucho más difícil si se resisten las «condiciones básicas»: la recuperación de la confianza, el clima de que se empieza a salir de la recesión y se aleja la crisis, una normativa laboral que invite a la inversión y no disuada… Todo ello cooperará de manera sustancial en que los datos del paro vuelvan a tiempos mejores, cuando se aspiraba al pleno empleo y se batían récords de nuevos trabajadores…

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