MADRID, 22 (OTR/PRESS)
Un día como hoy hace diez años, un joven diputado por León, desconocido para el gran público, fue elegido secretario general del PSOE en un Congreso en el que ganó por nueve votos de diferencia a todo un peso pesado del partido, uno de los «barones» con mas poder, que no era otro que el entonces presidente de la Junta de Castilla-La Mancha y actual presidente del Congreso de los Diputados, José Bono. Conviene también recordar que entre los apoyos decisivos que recibió Zapatero en ese Congreso se encontraba el de Pasqual Maragall y el PSC, algo que explica perfectamente algunas de las cosas que luego han pasado en relación con la política catalana.
Aunque a nadie le amarga un dulce, y es posible que Zapatero celebre hoy en la intimidad de la Moncloa este aniversario, el mismo llega en el momento de mayor debilidad y desgaste político del presidente. El 22 de julio del 2000 Zapatero no pensaría ni por asomo que iba a llegar tan pronto a la Moncloa, ni que a los seis años de haberlo logrado, todas las encuestas coincidieran en señalar dos cosas: que si hoy hubiera elecciones, el PP las ganaría con una diferencia holgada y que la confianza de los españoles en su persona ha caído en picado como consecuencia, fundamentalmente, de su mala gestión de la grave crisis económica.
Una década es un periodo de tiempo suficiente para hacer un balance. ¿Han sido positivos estos diez años de Zapatero al frente de su partido? Depende para quien. Es lógico pensar que la inmensa mayoría de la militancia socialista pensará que sí, porque han visto como su partido volvía al poder después de ocho años en la oposición. También es posible que no todos los socialistas se muestren satisfechos con Zapatero. No lo estarán quienes han sido apartados en algunos casos, fulminados en otros, de la primera línea de la política. Porque si algo ha demostrado el actual secretario general del PSOE es que es un auténtico «killer» de la política. Lo de Alfonso Guerra con aquello de «quien se mueva no sale en la foto», comparado con lo de Zapatero es un «pellizco de monja» y que me perdonen las monjas por la comparación.
Y para España y los españoles, ¿ha sido buena esta década de Zapatero? Parece evidente que no, sobre todo, en los seis años que lleva en la Presidencia del Gobierno. Ya no solamente es la pésima gestión que ha hecho para afrontar la crisis económica. Es que antes de esto hubo otras actuaciones «gloriosas» del presidente: la negociación política con ETA de la pasada legislatura y que todo apunta a que sigue, a través de mediadores internacionales, en la actualidad; la pérdida del prestigio internacional de nuestro País; algunas iniciativas legislativas -ley del aborto, de la memoria histórica- que han dividido profundamente a los españoles y que han dilapidado el espíritu de consenso y de acuerdo con el que se llevó a cabo la transición. Pero serán los propios ciudadanos -esa es la esencia de la democracia- los que en los próximos meses, en las diferentes citas electorales, juzgarán con su voto a este político leonés que algunos tildan de «Maquiavelo» y otros de «Bambi». Ni tanto ni tan calvo.
