José Cavero – Camps pone en marcha la campaña electoral.


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Cuenta hoy el diario Público que «el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, dio ayer su particular golpe de Estado». Y explica que el dirigente conservador convirtió lo que era un acto de partido para realizar balance del curso político en una Junta Directiva Regional y aprovechó la ocasión para nombrar comité electoral, comité de campaña y, de paso, la directora que se ocupará de ella, que será Paula Sánchez de León, la portavoz del Consell que ha tenido que dar la cara por él desde hace varios meses a cuenta de su implicación en el Caso Gürtel. El portavoz en las Cortes Valencianas, Rafael Blasco, será el encargado de redactar el programa electoral.

Camps aprovechaba un acto interno de partido, convocado para hacer un balance de gestión de sus siete años al frente de la Generalitat para lanzar un desafío más a la dirección nacional del PP, cuenta a su vez El País. Si el lunes María Dolores de Cospedal, secretaria general, advertía que las candidaturas en la Comunidad Valenciana, incluida la de la Generalitat, tendrían que esperar a que la justicia se pronunciara sobre los numerosos casos de corrupción que afectan a los populares, Camps respondió este jueves con el nombramiento del comité de campaña en una extraña convocatoria de la junta directiva regional. El acto estaba previsto para, una vez más, reforzar la autoestima del presidente valenciano y atacar a Rodríguez Zapatero. Unas 500 personas, la mayoría de ellas cargos públicos, acudieron a una convocatoria bajo el lema Cumplimos 2003-2010. Pero antes de los discursos previstos, Camps decidió in situ una convocatoria extraordinaria de la junta directiva, toda vez que la mayoría de sus miembros estaban presentes.

Camps anunció su comité de campaña con sorpresa incluida. La hasta ahora consejera de Justicia y Administraciones Públicas y portavoz del Consell, Paula Sánchez de León, fue nombrada coordinadora general. Pero, para dedicarse plenamente a su nueva función, dejará sus funciones ejecutivas en el Consell, aunque seguirá siendo portavoz, y sus otras funciones se distribuirán entre las consejerías de Gobernación, Solidaridad y Ciudadanía y la vicepresidencia Económica. El nombramiento de Sánchez de León, acogido con estupor en el PP, supone un revés para el vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, que ocupó ese cargo en 2007.

Sobre los anuncios electorales de Camps, algunos dirigentes conservadores aún no han salido de su asombro: Camps no está nombrado candidato de forma oficial y ya ha puesto en marcha toda la maquinaria. Hubo quien lo calificó de «bonapartismo puro y duro». Lo cierto es que los asistentes a la reunión se quedaron totalmente sorprendidos por el golpe de efecto. La mayoría lo interpreta como un pulso en toda regla. Sobre todo, porque el martes pasado, la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, afirmó que la aprobación de las listas electorales se postergaba hasta la vuelta del verano. Lo anunció en rueda de prensa tras el Comité Ejecutivo Nacional en el que Rajoy dijo a los suyos que había que esperar a ver cómo se resolvían los procesos judiciales antes de decidir los nombres de los cabezas de lista. Sin duda, el líder de los conservadores pensaba en todos los focos de corrupción que tiene abiertos en la Comunitat. No sólo Camps está pendiente de la Justicia, también los presidentes de las Diputaciones de Alicante y Castellón, José Joaquín Ripoll y Carlos Fabra, respectivamente, tienen causas pendientes. La hija de este último, Andrea Fabra, entró precisamente ayer a formar parte del comité electoral. El que lo dirigirá será Pedro Agramunt, como en otras ocasiones, pero desde los últimos estatutos faltaba incluir un vocal. Le ha correspondido a Castellón, lo que para algunos es la prueba de que Camps y Fabra están haciendo pinza.

Camps se mostró «muy fuerte», según los presentes. «Nací valenciano y moriré al servicio de los valencianos», llegó a entonar con su estilo grandilocuente. Y dio por comenzada la campaña desde ese mismo instante. En sus filas no lo ven en horas bajas. Ahora, dicen, se le ve dispuesto a seguir y ganar las elecciones. En la sede nacional tratan de quitar hierro a lo sucedido. Explican que Camps, como presidente de la Comunitat, no necesita que le nombren realmente porque se espera su continuidad. «No hay ningún problema: los puede nombrar cuando quiera para empezar a trabajar ya», decían conscientes del lío que se iba a armar y de que este viernes el acto que comparten Cospedal y Rajoy en Toledo podía quedar eclipsado. En el PP, más de uno se quedó boquiabierto con el desafío, y se pregunta si la dirección piensa actuar, porque era «intolerable». «Si echaron al secretario general, Ricardo Costa, por atrincherarse en sus cargos, ¿qué van a hacer con Camps, que ha arrancado ya la campaña sin el visto bueno del jefe?», se preguntaba un diputado.

Con su ayuda o sin ella del líder Rajoy, el barón Camps se aferra al cargo y quema etapas, recurriendo a los hechos consumados. Una especialidad de la Gurtel valenciana que irrita fuertemente a Cospedal.

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