MADRID, 10 (OTR/PRESS)
Cuando se acercan las elecciones, los políticos -no sólo ellos- buscan atajos que casi siempre conducen a ninguna parte. Desde aquel cínico, aunque sincero, «las promesas electorales están para no cumplirlas» de Tierno Galván, la historia de los «compromisos» de los candidatos dan para escribir voluminosos libros. Aunque muchas veces es mejor prometer lo que no se debe o no se puede cumplir que llevar a la práctica algunas irracionales promesas electorales.
En los periódicos del domingo se pueden leer las promesas -a muchos meses de la cita electoral- de un candidato: congelación fiscal, construcción de nuevos hospitales, abono de taxi, abono de transporte gratis para jóvenes, tranvía para el centro de la capital, enseñanza bilingüe en el 100 por cien de los colegios públicos, retirada de las concesiones públicas a empresas privadas y, por si no es suficiente, «médico personal: cada paciente tendrá el teléfono móvil de su equipo médico al que podrá llamar las 24 horas del día» Y, más difícil todavía. Como en el circo: «Nuevos gabinetes funcionales de los que se saldrá con el diagnóstico en media hora», al margen de que uno tenga un catarro común o un cáncer de pulmón. ¿Qué no es bastante? Pues financiación para que todos los estudiantes puedan recibir cursos de inglés fuera de España. Y más dinero para las Universidades… Y dos huevos duros, que dirían los hermanos Marx. ¿Es un desahogo post-primarias? Decía Ortega que «la sinceridad ha producido una espléndida nudificación de las cosas. Todo ha vuelto a estar en cueros». Casi todo al aire.
Dicho eso, para los que no lo han averiguado, el candidato que promete es Tomás Gómez, el hombre que ha echado un pulso al presidente Zapatero y se lo ha ganado, y que ahora se enfrentará con Esperanza Aguirre. Pero, ¿saben lo que dicen las encuestas tras la gran victoria de TG frente a ZP? Que Aguirre aumenta su ventaja respecto a los socialistas -71 escaños frente a 41. Los hospitales ya están hechos -aunque faltan médicos para atenderlos- y la congelación de impuestos ha sido su bandera frente a las tesis socialistas. Para lo otro, la enseñanza bilingüe al 100 por 100, el gratis total y otras cosas por el estilo, ni hay dinero ni capacidad de endeudamiento ni, seguramente, necesidad y demanda.
No vale prometer por prometer ni, tampoco, dejar de hacer lo que se debe. La crisis presidencial en la CEOE, con Díaz-Ferrán bloqueando la salida, ha hecho que la patronal paralice el diálogo social hasta que haya un nuevo presidente. Como dice Comisiones Obreras, es inaceptable. ¿De verdad, sea quien sea el presidente, o aunque no lo haya, la CEOE no puede mantener el diálogo social, buscar soluciones a los problemas, sentarse en la mesa con los sindicatos? Las cosas deben estar mucho peor de lo que parece en la casa de los empresarios españoles tanto si es verdad lo que dicen como si es una excusa para ganar tiempo.
