José Cavero – Los cambios de opinión se hacen esperar


MADRID, 31 (OTR/PRESS)

No es improbable que algunos socialistas hayan entrado en represión fulminante al no comprobar efectos inmediatos en la remodelación del gobierno, de hace ya casi quince días. En este tiempo, han aparecido dos nuevas encuestas sobre intención del voto, y las dos han insistido y reiterado que las cosas están mal, muy mal, para el PSOE, con una diferencia de más de diez puntos para su principal competidor el PP. Primero, la de El Mundo, ahora la de La Vanguardia, insisten en que la brecha prosigue, y permiten deducir que, si hay cambios en esas valoraciones, se harán esperar.

Sí ha habido un buen dato, el de la Encuesta de Población Activa, que registra 70 mil desempleados menos. Pero tampoco es probable que se puedan atribuir a la aplicación de la reforma laboral. Todavía no. De manera que casi todo sigue igual, salvo que Rubalcaba comparte con Zapatero los primeros titulares, e incluso comparten los abucheos, en la calle o en el Congreso de los diputados. Ambos han comprobado la estrategia del PP, que no duda en la exigencia de tumbarlos a ambos. Hay un «tercero en discordia», en el mando del PSOE, del que todavía no se conocen bien sus capacidades, el secretario de organización, Marcelino Iglesias.

¿Hay conexión y coordinación entre los tres o cuatro «hombres fuertes» de Gobierno y partido, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba; el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y Marcelino Iglesias? Dice un análisis de El País, este domingo, que aunque los retos siguen siendo los mismos y la intención de voto para el PSOE se mantiene muy por debajo de la que registra el PP, la sensación de energía y optimismo se ha adueñado de La Moncloa y del PSOE desde que Zapatero decidiera, hace más de una semana, provocar un movimiento profundo en el Gobierno y en el partido. Rubalcaba e Iglesias han personalizado dicho cambio, y parecen responder a que «hay demanda de un nuevo estilo». Sobre todo, el cambio se ha visualizado con la actuación del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, en la sesión de control del miércoles y en la conferencia de prensa, tras el Consejo de Ministros del viernes.

Ya no hay duda de que el presidente, observa el analista de El País, tiene un muro de contención de gran potencia que le protege. O lo que es lo mismo, que Zapatero «ya tiene parapeto». Rubalcaba e Iglesias han empezado a cumplir a rajatabla la encomienda del presidente de que se explique el porqué de la política que se lleva a cabo. Pero no es menos cierto que están encontrando dificultades, no se sabe si insalvables, como la negociación con los sindicatos y los empresarios de las políticas activas de empleo. También se va perfilando el reparto de papeles entre Rubalcaba y el nuevo ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, que se ocupará de la coordinación legislativa del Gobierno; de la preparación de la comisión de subsecretarios; de las relaciones con las Cortes y las relaciones con la Iglesia.

Se espera de Jáuregui que ponga en marcha su gran capacidad para explicar las políticas, y tenga engrasada la coordinación de la labor del Gobierno. Ahora corresponde ponerse en marcha, y sobre todo, hacer llegar a la opinión pública que las cosas cambian, se supone que para mejor. Y en estos propósitos, las elecciones catalanas, las primeras del nuevo curso político, tienen que resultar cruciales, y es evidente que aún están lejos de serlo, sobre todo en las encuestas de opinión. La Vanguardia insiste en la suya de este domingo -sobre las elecciones de 2012-, en que el PP está rozando la mayoría absoluta, y que CiU elevaría su representación de 10 a 15 diputados. Durán i Lleida aparece como el mejor puntuado, y Mas también supera a Zapatero y a Rajoy. Y todo eso, pese a que la mayoría de los encuestados cree que el nuevo Ejecutivo de Zapatero o Rubalcaba es mejor que el anterior. Como ya les parecía a los mismísimos Cospedal y Arenas…

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