José Cavero – Lo que deciden los catalanes.


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

¿Qué sucederá en las elecciones de este domingo, 28 de noviembre? Las encuestas han venido atendiendo a esta curiosidad, adelantando los posibles resultados de unas elecciones muy reñidas, en las que se determinará el reparto de escaños en el Parlament de Cataluña. Sobre todo la última semana, ha sido la lucha de casi todos contra esas encuestas, que resultaban insuficientes o inadecuadas para casi todos: Para el probable vencedor, CiU, porque lo dejaban a unos pocos escaños de obtener la mayoría absoluta con la que, naturalmente, sueña. Para el probable primer derrotado, el PSC, porque han estado lejos de complacerle unos resultados que le pronostican el regreso de los convergentes al Gobierno que se vio obligado a abandonar Jordi Pujol y que han ocupado los sucesivos gobiernos tripartitos de Maragall y de Montilla. Sin duda, una forma distinta de gobernar después de dos décadas de pujolismo…

Y tampoco parece que hayan quedado satisfechas con los datos de esas encuestas las restantes fuerzas: ni ERC, a la que se pronosticaba en algunos sondeos que tal vez debieran dejar el tercer puesto a los populares de Alicia Sánchez Camacho y de Rajoy, ni al propio PP, que siempre ha soñado con convertirse en elemento crucial y determinante del gobierno catalán, por su propia fuerza o por los pactos poselectorales con la fuerza que deberá constituir gobierno en los cuatro años venideros. El caso vasco, en el que el PP, desde fuera, está ayudando a la gobernación de la autonomía encabezada por el socialista Patxi López, es un ejemplo a imitar, y sobre todo, a soñar, para los populares, durante mucho tiempo considerados extraños y hasta enemigos de «la verdadera Cataluña» y rechazados por las fuerzas más nacionalistas del Parlament. En esta ocasión, el esfuerzo llevado a cabo por Rajoy y Sánchez Camacho, por lo menos, parece haberse librado de esa exclusión de las últimas legislaturas.

¿Qué sucederá en estas urnas? Si nos atenemos a lo que han pronosticado los sondeos previos, finalmente Artur Mas habrá logrado el sueño que acaricia y por el que se esfuerza desde que Jordi Pujol lo «ungió» como sucesor. Mas ha tenido tres legislaturas para prepararse y aprender la asignatura de «molt honorable». No hay duda de que ha avanzado sustancialmente en esos preparativos para gobernar. Cosa distinta es que haya terminado de saber con quién deberá hacerlo si, como han predicho las encuestas, se queda a unos pocos escaños de la mayoría absoluta. ¿ERC, PP, PSC? Uno u otros tienen ventajas e inconvenientes indudables: el nacionalismo, la solidez de conceptos y principios, las ventajas añadidas…

En cualquier caso, es evidente que todos esperan a ver los resultados finales de ese escrutinio, y si, en primer lugar, se logran superar los niveles de abstención que se han venido pronosticando, y que podrían ser cruciales para el resultado último. ¿Se habrá roto la indiferencia, la desmotivación? En eso han confiado todas las fuerzas, CiU, PSC, PP, ERC, ICV, Ciudadanos…, que siempre sospechan que el indeciso o remiso es «suyo». También las fuerzas «nuevas2 que, en esta ocasión, se han decidido por concurrir a estas elecciones, como el partido de Laporta, con el deseo de acomodarse en sus escaños, incluso con grupo parlamentario propio.

Una vez resueltas estas grandes incógnitas -quién gana, quién pierde, quién se incorpora o se borra de las listas de fuerzas políticas parlamentarias…, quedará por ver la política de pactos que se lleva a efecto, y que en las últimas competiciones llegaba a ser desesperando para CiU: ganaba las elecciones pero perdía el gobierno por la coincidencia de los demás en sumar sus propias fuerzas y constituirse en Gobierno…

En esta campaña electoral que culmina en elecciones, es evidente que «se han batido el cobre» todas las fuerzas, los líderes y los candidatos, residentes en Cataluña o llegados de Madrid, por igual. No hay duda de que Rajoy ha dado un apoyo intenso a su candidata y ha presentado su opción como primera demostración del cambio que espera conseguir en las elecciones municipales y autonómicas de mayo próximo, y sobre todo, en las generales del año 2012. Veremos si los errores de bulto de la campaña del PP catalán o nacional le permiten o le frustran ese avance…

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