José Cavero – El Rey, con el Gobierno y la UE, contra la crisis


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Como el tradicional en estas fechas navideñas, el Rey don Juan Carlos felicitó a los españoles en su mensaje de Navidad y les invitó a «proseguir y abordar juntos las reformas necesarias, cumpliendo además nuestros compromisos en materia presupuestaria y de déficit». Fue ésta es la recomendación esencial del Rey en su discurso, perfectamente en la ortodoxia económica del Gobierno y de la Unión Europea. Insistió en las reformas emprendidas y las próximas, que, a su entender, deben contar con el apoyo de los agentes sociales, de las fuerzas políticas y de la sociedad en su conjunto. «No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por las dificultades, para renunciar a nuestras ambiciones de construir un país cada vez mejor». El Rey en un discurso estimuló a los españoles a elevar la autoestima y el espíritu de unidad. «Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena, conscientes de lo que somos, de lo que ya tenemos y de lo que podemos avanzar». El llamamiento a desprenderse del pesimismo fue constante en este discurso, en el que el Rey insistió en los razonamientos de que España es «una gran nación y ha sido capaz de superar con éxito muchas pruebas anteriormente. Entienden los analistas que el discurso se alinea con la política económica del Gobierno a pesar de que parte de las medidas han suscitado la crítica de un sector de la sociedad, de los sindicatos, con la convocatoria de una huelga general, aunque avaladas por una mayoría parlamentaria. Justificó el Rey la adaptación de medidas: «La crisis ha requerido la adopción de importantes decisiones por parte de nuestros poderes y a escala europea ha exigido concertar nuevas iniciativas para ganar la batalla al paro y mejorar en productividad y competitividad».

En la primera parte de su intervención, el Rey resaltó la cruda realidad que padecen las personas y los colectivos más afectados por los recortes. «Lo más doloroso [de la crisis], dijo el Rey, es que ha golpeado a tantos hombres y mujeres que han sufrido en su propia carne o en sus familias la pérdida de empleo. Los parados concentran nuestras preocupaciones, son una prioridad insoslayable», añadió, y especialmente los jóvenes, a quienes «la sociedad española» no puede dejar por más tiempo que carezcan de trabajo. «Pienso asimismo, mencionó el Rey, en quienes han tenido que cerrar comercios, talleres o negocios. En todas las personas que han asumido grandes sacrificios y esfuerzos a lo largo de este año: trabajadores asalariados, autónomos, profesionales, empresarios, pensionistas o funcionarios». «Todos ellos merecen nuestro más amplio respaldo. Sus múltiples desvelos diarios y los de millones de familias cuentan con nuestra mayor gratitud pues contribuyen al bien de todos».

Luego hizo mención a la actual situación: «Pese a ciertos signos alentadores, todavía no se ha logrado una plena estabilización y recuperación internacional». Y defendió la necesidad de modernizar el modelo productivo «y generar mayor confianza en las posibilidades de España». «Somos una gran nación, orgullosa de su pluralidad y diversidad, integrada en la Unión Europea con la que estamos comprometidos y por la que siempre hemos apostado. Un país de personas laboriosas y creativas, con una juventud espléndida, un inmenso y variado patrimonio cultural, modernas infraestructuras y muchas empresas punteras a escala internacional». Añadió que para asegurar nuevos horizontes de prosperidad y de bienestar, se necesita «unidad, responsabilidad y solidaridad y dijo que, de cómo le vaya a España, depende de cómo le vaya a cada uno de los españoles. «Por eso no caben actitudes individuales ni colectivas de indiferencia o de egoísmo, que a la postre nos dañan a todos», concluye don Juan Carlos.

Mencionó el armazón institucional español como marco «de convivencia y estabilidad que asegura nuestra Constitución. Todos, empezando por nuestros partidos políticos y agentes económicos y sociales, somos importantes para conjugar voluntades en esta dirección, con generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general.

Tampoco este año faltó la condena del Rey al terrorismo y sus víctimas. «No nos debe faltar determinación para acabar con esta lacra. Honremos y arropemos con todo nuestro cariño y solidaridad a las víctimas de la violencia terrorista y a sus familias». Hizo asimismo una llamada a prestar la máxima atención a los excluidos y marginados, a los discapacitados, y al combate contra la droga y «la inaceptable violencia de género» y al cuidado del entorno natural. En su mención a los miembros de las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad desplazados en otros países., les envió su afecto, con especial recuerdo para los profesionales muertos en actos de servicio. En los últimos minutos hizo un reconocimiento: «He contado siempre, y muy especialmente este año, con el afecto de los españoles y con el activo apoyo del Príncipe de Asturias», posiblemente en alusión a las muestras de afecto recibidas por la preocupación inicial que suscitó su intervención quirúrgica. Y tampoco faltó su mención al Campeonato del mundo de fútbol: Entre las alegrías de 2010, destacó «triunfos inolvidables en la historia de nuestro deporte». Precisamente junto al Belén y al árbol de Navidad, lucía una fotografía de la Selección Española de fútbol.

JOSE CAVERO

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