Esther Esteban – Más que palabras – Fumata blanca.


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

Ha habido «fumata blanca» para las pensiones y todos parecen estar contentos. Zapatero podrá decirle a Angela Merkel, cuando visite España esta semana, que ha cumplido, que aquí no se jubila ni Dios hasta los 67 años, que al fin y al cabo era lo que la señora quería o más bien exigía sin miramientos. Los sindicatos, tan cerca del Gobierno y tan lejos de los ciudadanos, se evitan convocar una huelga general que otra vez les pondría a prueba, la CEOE podrá certificar que hay un antes y un después tras la etapa de Díaz Ferran con la llegada del seny catalán. Y el PP quitarse esa fama de señores del «NO» y adelantar la tarea por si llegan a La Moncloa. En cuanto a los nacionalistas, mientras van pasito a pasito a cumplir su sueño de independencia, se ponen el traje del sentido de Estado para las grandes ocasiones.

Ha habido fumata blanca y aquellos que no hayan cotizado 38,5 años tendrán que jubilarse a los 67 si no quieren ver penalizada su pensión. Todos parecen estar contentos, incluso los más entusiastas de Zapatero se han atrevido a decir que este pacto le puede hacer revivir de sus cenizas y alejar la alargada sombra de Rubalcaba que sobrevuela su cabeza. Todos contentos menos los ciudadanos que, en su gramática parda, lo único que les ha quedado claro es que tendrán que ganarse el pan más años con el sudor de su frente y al final de su vida laboral cobraran menos. Sólo hay que acercarse a Internet y echar un vistazo a las opiniones que masivamente entran sobre el «pensionazo». «Si hasta los 30 no se puede trabajar y después de los 50 es difícil encontrar trabajo digo yo que ¡cómo se va a poder cotizar 38 años!», se lamenta uno de los internautas y lo hace quejoso pero educadamente, dado los insultos de alta intensidad que se pueden leer en la red sobre el pensionazo. La mayoría tachan al Gobierno de inútil, a los sindicatos de estómagos agradecidos, al PP de cobarde y al resto de los actores de este pacto les cae del todo y por su orden.

Todos están contentos porque dicen que, al igual que sucede en otros países como Alemania o Suecia, el acuerdo introduce también el crecimiento económico y la evolución demográfica como factores para calcular la pensión, que hasta la fecha se había venido revalorizando sólo en función de la inflación. ¡Vaya por Dios, ya somos europeos sólo que sin los sueldos y las prestaciones de esos países que tanto envidiamos!. El pacto es bueno -y no seré yo que llevo años pidiendo un gran pacto de Estado para salir de esta- quien haga ascos cuando se producen puntos de encuentro, pero desconfío de lo que se haya podido acordar debajo de la mesa para poder conseguirlo. Desconozco si ha habido cambio de cromos, pero me temo lo peor y sería muy de lamentar que el precio del diálogo social pasara por hacer añicos una reforma laboral que a todas luces se quedó corta, o que asuntos como los convenios colectivos o dar transparencia a los «chupi chollos» de los cursos de formación duerman un calculadísimo sueño de los justos. Claro que como las alegrías duran poco en la casa del pobre, horas después de la fumata blanca las cifras del paro han venido a aguar la fiesta. Tenemos un 20,3 por ciento de parados, la cifra más alta desde 1997, y a esos cuatro millones y medio de parados, exactamente 4.696.600, les importa más bien poco su pensión del futuro, lo que quieren es sobrevivir al presente que se torna cada día más oscuro.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído