José Luis Gómez – A vueltas con España – La historia ya está aquí.


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

No siempre se vive la historia en primera fila, habitualmente se lee de manera reposada al cabo del tiempo. Pero esta vez nos ha pasado por delante. En realidad, más que vivirla, nos ha tocado sufrirla. Distinta es la historia que viven en Túnez o en Egipto, donde son protagonistas, como lo fueron otros antes en la caída del Muro o incluso en la Transición española. Pero en la España de hoy toca vivir la historia que nos hacen otros. Un ejemplo: como dice el profesor Josep Maria Vallès, la privatización de las cajas de ahorros es la desamortización del siglo XXI, del mismo modo que en el siglo XIX hubo la desamortización de las tierras de la Iglesia y en el siglo XX la desamortización -privatización- de las grandes empresas públicas. Es la mayor operación económica conocida en España, ya que hablamos de la mitad del sector financiero y nunca hubo tanta acumulación de dinero en este país. Sin embargo, se hace sin apenas debate. A golpe de decreto.

Siendo importantes y dolorosas la reforma de las pensiones y del mercado laboral, que lo son y mucho –tampoco se trata de comparar, sino de analizar unas cosas y otras–, aún es más trascendente la desaparición de las cajas de ahorros. Lo que pasa es que mientras la restricción de los derechos de los trabajadores se ve al día siguiente de aprobarse y el abaratamiento de las pensiones se intuye fácilmente, la privatización de las cajas parece algo lejano, incluso indoloro, pero no es así.

La clase política favorable a esta operación bestial tiene la suerte de que la gente está preocupada con lo urgente y de que las cajas ya le parecen un problema menor. Sin embargo, las consecuencias no tardarán en llegar de muy diversas maneras: habrá personas que van a quedar literalmente excluidas de los servicios financieros y muchos territorios irán viendo mermado su desarrollo económico, social y cultural, ya que la banca jamás hará el papel de las cajas. Además, residencias de mayores que hoy tiene España van a desaparecer y centros culturales que hacen más asequibles para la gente el arte o el teatro, también. De todo esto nos iremos dando cuenta con el paso de los años, con lo cual el drama quizá parecerá menor. Pero conviene decirlo para que al menos no piensen que no nos damos cuenta.

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