Andrés Aberasturi – Alex de la Iglesia tiene razón.


MADRID, 14 (OTR/PRESS)

Cuando uno, humildemente, aseguró en una conferencia hará unos quince años que no solo los periódicos impresos sino también los libros -o al menos una gran mayoría de libros- tenían los años contados, el abucheo fue general y estrepitoso. Parece que el tiempo me va dando la razón como no hay más remedio que dársela al hasta ahora presidente de la Academia de Cine, Alex de la Iglesia. Dijo algo sólo los más tercos o que quieren jugar a «snobs» se atreve a negar: Internet no es el futuro, es el presente. Y esa realidad indiscutible resulta valida para periódicos, libros, músicas y películas.

Cuando se socializó la televisión y dejó de ser un lujo, todos nos fuimos acostumbrando a su lenguaje hasta tal punto, que su existencia provocó cambios en el propio cine y hoy las películas que ve la gente, las películas que son éxito de taquilla están realizadas para una masa social que tiene ya asimilado el lenguaje de la tele, su «tempo», sus circunstancias.

-¿Y no le da pena que esto sea así, que se los libros se lean en pantallas y se vean las películas en formatos que no le son propios? ¿No le da pena a usted precisamente renunciar al tacto del papel prensa, al olor de la tinta?

Pero ese que ese no es el problema porque esa no es la realidad. No se trata de lo que a un determinado grupo nos guste o no sino más bien de saber qué está pasando. Podemos seguir instalados en nuestra particular melancolía -aprendida por necesidad, no por elección- y no aceptar que el «homo videns» de hoy no está reñido como el «homo sapiens» tal y como nosotros lo entendemos porque es lo que hemos vivido. Los soportes carecen de importancia y la Odisea, El Quijote o Hamlet seguirán siendo grandes obras se lean escritas a mano, impresas en papel o en la pantalla de un ebook.

Se me dirá que el cine es distinto; y es verdad. Pero también las pantallas caseras en las que ahora se ve mucho el cine, las pantallas de televisión, han cambiado -y la cosa no ha hecho más que empezar- en definición, sonido y tamaño. Habrá que adaptarse ¿o es que televisión y creación están negadas? Una vez más no es bueno confundir soporte con contenido ni programación impresentable con el medio por el que se difunde. Es la hora de elegir. La película ganadora de la mayoría de los Goya, ni siquiera la han «echado» en los cines de la mayoría de las ciudades españolas. Y no dudo que será muy buena, pero esto es lo que hay y la elección es sencilla: o abaratamos precios para poder «bajarse» vía Internet y con garantía de calidad y legalidad lo que cada uno quiera en un mercado potencial de cientos de millones o esperamos que llegue una copia de la película a nuestra ciudad y a ver si con suerte pasan por taquilla un centenar de espectadores. Y esto vale también para la música: pongan a la venta en ese escaparate global los temas que se hagan y yo veré los que compro a un precio módico. No me obliguen a tragarme un CD entero del que solo me interesa una canción.

Imagino que los ortodoxos de la cosa no estarán muy de acuerdo, pero lo malo de la realidad es que es terca y al final termina imponiéndose.

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