Francisco Muro de Iscar – Una gran hipocresía.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Estados Unidos ha actuado contra Bin Laden y se ha quitado, perdón, el muerto de encima porque si le hubiera detenido, juzgado, condenado y ejecutado o sentenciado a cadena perpetua, le hubiera convertido en un héroe y se hubiera metido en un infierno, en otro infierno. Si lo de Afganistán y Pakistán es una guerra, entonces rige la ley de la guerra y Estados Unidos «sólo» ha ejecutado en combate a un enemigo. Y España, ¿está en misión de paz o en una guerra? No sabemos, y tal vez nunca sepamos, si Bin Laden se defendió o no, si fue una muerte en combate o un asesinato premeditado. Los Gobiernos occidentales, los de derechas y los de izquierdas, los pacifistas y los belicistas, apoyan la acción de Estados Unidos. Obama es Premio Nobel de la Paz. ¿Se lo quitarán ahora o aumentará su popularidad? ¿Obama es Bush o todo lo contrario? Quien prometió que cerraría Guantánamo, no sólo lo mantiene abierto y sin cambios, sino que se ha enorgullecido de la acción que Bush hubiera eligió como prioritaria.

Si esa acción la hubiera hecho José María Aznar contra los dirigentes de ETA, ¿habría salido la izquierda española a la calle a felicitarse del fin de los dirigentes etarras o habría «colgado» a Aznar? Y si Felipe González hubiera asumido la acción de los GAL como un instrumento de la «legítima violencia» del Estado contra los terroristas asesinos, ¿qué habría pasado? ¿Dónde está la frontera de la ética y a quién le importa?

Los gobernantes democráticos que han puesto en su punto de mira militar al líder libio ignoran lo que pasa en Siria o en Yemen, mucho más grave, mucho más violento, mucho más duro para la población civil, y ya no se acuerdan de Túnez o de Egipto. Los medios de comunicación que dedicaron portadas a las revoluciones ciudadanas en estos dos países, ya no informan de qué está pasando allí y de si ha cambiado algo de verdad o todo sigue igual. Los gobernantes occidentales firman acuerdos con países como China, donde el respeto a los derechos humanos es manifiestamente mejorable, y buscan el dinero de emiratos o sultanatos donde simplemente no existen o sólo existen para los que detentan el poder. En Europa estamos a punto de cerrar de nuevo las fronteras para evitar el trasiego de los que huyen del hambre, el real y el otro. En España andamos poniendo pegas para la defensa de las víctimas de la trata de mujeres, ese inmenso negocio que hace millonarios a unos cuantos y degrada hasta la miseria y la marginación a miles de mujeres subsaharianas y de la Europa del Este. Son los contrastes de la lucha por la libertad y la universalidad de los derechos humanos. Pero no deja de ser una inmensa montaña de hipocresía en la que caen los políticos y perecemos los ciudadanos. Los derechos humanos, papel mojado siempre que interesa y bandera al viento cuando conviene.

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