Fermín Bocos – Un día sin ruido ni furia.


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Ha tenido que mediar un terremoto y una tragedia: nueve muertos y trescientos heridos, para que en España, por un día, haya reinado respeto en la vida pública. Ni una palabra por encima de otra. Nadie tronó contra nadie. Congelada la campaña electoral, el duelo por lo ocurrido y el socorro a la víctimas primó sobre todo lo demás. Fue un jueves de dolor y de expresiones templadas acordes con lo sufrido por los vecinos de Lorca, nunca del todo repuestos ante el temor a nuevas réplicas. Fue el jueves, en suma, un día en el que España, por obra del recogimiento que impone la muerte, recuperó el sentido de la unidad. Unión frente a la desgracia. Unidad, un valor largo tiempo extrañado del panorama español en razón de la brutal polarización de la vida política nacional.

Sólo ha durado un día, pero escuchar la radio -todas las emisoras- o ver la televisión y no tener que soportar el ruido que apareja el discurso político de unos y de otros ha sido una experiencia insólita. Era como vivir en otro país. Hemos tenido que sufrir esta desgracia para que nuestros políticos, cuyas disputas de poder son el origen de tanta crispación, hayan aplazado por un día su rutina de improperios e insultos. Nunca fue más habitable España. ¡Lastima que haya sido tan doloroso y elevado el precio pagado para tener un día libre tanta de contaminación verbal! Un día sin el ruido y la furia que caracteriza la vida política española.

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