Fernando Jáuregui – No te va a gustar – Ni «dedazo», ni conspiración, ni… casi nada


MADRID, 30 (OTR/PRESS)

Reconozco que me decepcionó la primera rueda de prensa de Alfredo Pérez Rubalcaba tras su «designación» –una designación todo lo provisional que usted quiera, pero ya es, de hecho, el aspirante a sucesor de Zapatero–.

De cuanto dijo, apenas me quedé con esta frase: «ni «dedazo» de Zapatero, ni conspiración contra Zapatero» a la hora de poner en marcha este proceso sucesorio. Puede que no hubiese «dedazo», aunque estoy convencido de que, cuando Zapatero nombró vicepresidente primero a Rubalcaba, en octubre del año pasado, pensaba ya en él como delfín. Luego vinieron las ambiciones, perfectamente legítimas, de una Carme Chacón yo creo que engañada respecto de sus verdaderas posibilidades, y todo se complicó un poco. Pero pienso que todo el mundo estaba convencido, en el PSOE y fuera de él, de que, cuando se produjese la previsible renuncia de Zapatero, «Alfredo» era el hombre. De ahí los acosos parlamentarios, y no solamente en el Parlamento.

Pero decía que, al margen de las frases pirotécnicas, me decepcionó esta comparecencia de Rubalcaba, y mira que los periodistas le pusimos fácil la posibilidad de pronunciarse sobre el futuro, sobre los cambios a realizar en el partido y en el Gobierno, que van mucho más allá, desde luego, de una mera mudanza de rostros, si es que, al menos, esto llega a producirse.

El caso es que el vicepresidente primero, ministro del Interior y cabeza de candidatura de los socialistas ante las próximas elecciones generales, se cerró en banda: ¿va a dimitir de alguno de sus cargos? Nada. ¿Qué programa de cambios tiene para el partido? Se comunicará en el momento oportuno. Si pierde frente a Rajoy, ¿se mantendrá como líder de la oposición y optará a la secretaría general del PSOE? Eso no toca, porque no se contempla la hipótesis de perder. ¿Giro a la izquierda? Lo importante es crear empleo. ¿Qué hará con los acampados en varias plazas de España? Se empleará la prudencia. Y así, durante una hora…

Acepto, y en algunos casos hasta comprendo, el escaso respeto que los periodistas suscitamos al «hombre fuerte» del socialismo español, y mira que nos hemos mostrado tantas veces incluso demasiado comprensivos con él. Puede que no todo lo que hayamos contado haya sido exactamente así, y es posible que hayamos exagerado en lo causal cuando lo que primaba era, más bien, lo casual. Pero creo que hay bastantes críticas que formular a la actuación de Rubalcaba precisamente en esa faceta, de la que tanto presume, de comunicador: sus silencios, sus ironías, sus balones fuera, son muchos más que sus concreciones, que su exposición de proyectos concretos. Más que correr los cien metros lisos, parece que Rubalcaba se prepara para una maratón. Y temo que no tenga ni tiempo, ni edad, ni terreno, para ello. Zapatero le pidió que ganase en diez meses. Ya ha perdido tres días. [email protected]

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