Luis del Val – La parida de la paridad.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Los españoles, cuando nos ponemos a legislar, solemos ser víctimas del entusiasmo y de la novedad. Luego, en el día a día, en la casuística, suele comprobarse que los entusiasmos y las novedades no siempre son beneficiosas para la sociedad.

Ayer, tuvo lugar uno de esos esperpentos que suelen ocurrir en nuestro país. Estaba reunido el jurado para otorgar el Premio Nacional de Cine. Algunos habían tenido que organizar un viaje y todos suspender sus actividades normales. Se encontraban ya sentados en la sala correspondiente del Ministerio de Cultura, cuando alguien cayó en la cuenta de que había que suspender la reunión porque -¡horror!- el número de hombres superaba al de mujeres. Mientras las miembros del jurado -¿o habrá que decir «miembras»?- eran tres, los miembros masculinos eran ocho. ¿Y qué? comentaría un alemán, un estadounidense o un británico. Pues que según la Ley de Igualdad Efectiva para Hombres y Mujeres, de marzo del 2007, en los jurados oficiales debe aplicarse la ley de paridad. Gente tan conocida como Diego Galán, Alex de la Iglesia, Imanol Uribe o Agustín Díaz Yanes hubieran podido formar parte del Jurado de ser poseedores de los ovarios que determinan la sexualidad, pero su posesión de testículos les inhabilitaba para el cometido.

Las dietas, los gastos de una nueva convocatoria serán a cuenta de los contribuyentes, pero tenemos que dar por bien empleado nuestro dinero, porque no cabe duda de que cuando alguno de los hombres citados haya sido reemplazado por una mujer, se habrá dado un paso gigantesco en la igualdad, aparte de que habrá ganado en prestigio el Premio Nacional de Cine. Es más, al premiado de este año siempre le cabrá la inmensa satisfacción y el orgullo de que salió elegido de un empate entre penes y vaginas. ¿Puede caber más gloria a la parida de la paridad?

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